El informe, elaborado con datos de 400 empresas y difundido ayer, constata el «alto incumplimiento» de la ley vigente que obliga a las compañías de más de 50 empleados a cubrir un 2% de esos puestos con personas con discapacidad.

Según el director general de Lantegi Batuak, Txema Franco, aunque se han dado pasos y el 27,6% de las empresas de Bizkaia tiene en su plantilla alguna persona con discapacidad, aún «queda un largo camino que recorrer» desde que en 1982 se aprobara la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI), que incumplen el 59% de las empresas con más de 50 empleados sin que haya consecuencias, dado el «escaso poder coercitivo y sancionador» de esa norma.

Por este motivo, pidió al Gobierno de Gasteiz que «no haga dejación de sus responsabilidade» y efectúe inspecciones para velar por la contratación de esas personas.

Además, instó a las administraciones a que intenten sensibilizar a las empresas sobre su responsabilidad social corporativa y a que informen sobre esa obligatoriedad.

0,8% en menos de 49 operarios

«Solo el 1,1% de las plantillas de las empresas del territorio, excluyendo a Lantegi Batuak, corresponde a personas con discapacidad, y ese porcentaje baja al 0,8% entre las empresas con menos de 49 trabajadores y que no están obligadas», manifestó Txema Franco.

El perfil de la persona con discapacidad que se ha incorporado en Bizkaia al mercado laboral corresponde con el de un hombre de entre 25 y 45 años, con contrato indefinido de baja cualificación, en sectores de servicios como la limpieza, jardinería, turismo, administración y hostelería, así como en industrias de manufacturas.

Estos trabajadores cobran una media de entre 12.000 y 14.000 euros brutos anuales por realizar trabajos no cualificados que son los que ocupan las posiciones más bajas de los convenios en sus sectores.

Por su parte, el director general de la empresa Labin, Guillermo Buces, explicó que cuenta en su plantilla con personas con discapacidad desde hace más de 14 años, aunque por el tamaño de la empresa no estaba obligada para ello, lo que ha supuesto «una experiencia absolutamente positiva» ya que «en lo suyo son muy buenos, aunque no aprendan su tarea en diez minutos».