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Hollande carga contra la inmigración en un guiño a los votantes del FN

Inmerso en la recta final de la campaña electoral, el candidato a la presidencia francesa François Hollande endureció ayer su discurso contra la inmigración. En declaraciones a un grupo mediático, subrayó que «en tiempos de crisis, la limitación de la inmigración económica es necesaria y esencial». Advirtió también que los inmigrantes que carezcan de la documentación exigida serán «conducidos hasta la frontera», aunque dijo que se deberá analizar cada caso.

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GARA | PARÍS

El candidato a la presidencia francesa François Hollande, que, de momento, aventaja a Nicolas Sarkozy y a quien los sondeos le dan la victoria en la segunda vuelta el 6 de mayo, parece también dispuesto a arañar votos a sectores de la derecha y la ultraderecha para así apuntalar la distancia con su rival.

Inmerso en la recta final de la campaña, Hollande endureció su discurso hacia la inmigración, uno de los grandes temas de debate entre ambos candidatos presidenciales.

En declaraciones realizadas ayer a varios medios, aseguró que «en tiempos de crisis es necesario y esencial establecer ciertos límites en cuanto a la inmigración económica». Advirtió que aquellos que no tengan los documentos exigidos por la administración francesa «serán trasladados hasta la frontera». No obstante, matizó que se deberá estudiar cada caso de forma individualizada.

Reiteró que si llega al Elíseo «mantendrá en vigor» la polémica ley aprobada hace un año que prohíbe el uso del burka y el niqab, que cubren por completo el rostro de la mujer.

El miércoles, Sarkozy, que ha centrado su campaña en la inmigración, la defensa de las fronteras y la denuncia de las élites, acusó a Hollande de recibir el apoyo de «700 mezquitas» y del intelectual musulmán Tariq Ramadan así como de querer regularizar a todos los inmigrantes sin papeles.

El exprimer ministro conservador Dominique de Villepin afirmó que está «asustado» por los mensajes lanzados por su declarado enemigo Sarkozy y criticó «las vergüenzas extremistas» que se están instalando en el debate político.

En una columna publicada en la edición digital de «Le Monde» bajo el título «La derecha me asusta, la izquierda me inquieta», resaltó que la primera vuelta fue «pobre» y la segunda se está volviendo «indigna».

Washington mira de reojo la anunciada derrota de Sarkozy

Estados Unidos sigue a la distancia y con cierta incertidumbre el desarrollo de la campaña electoral francesa. Oficialmente, Washington se ha abstenido de tomar partido por uno u otro candidato, que tendrá en sus manos la responsabilidad de dirigir un país con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

«Francia es un gran aliado de Estados Unidos y lo seguirá siendo», se limitó a decir Jay Carney, portavoz del presidente Barack Obama. A preguntas de los medios, se negó a «prejuzgar el resultado de las elecciones» y su impacto en las relaciones transatlánticas.

El miércoles, François Hollande expresó su confianza en el «liderazgo de Estados Unidos, pese a las diferencias de enfoque sobre la OTAN y Afganistán». De hecho, la cuestión afgana podría generar tensiones entre el candidato del PS y la Administración Obama, que ha establecido 2014 como fecha límite para el traspaso de poderes a las fuerzas afganas. Hollande, sin embargo, ha prometido retirar las tropas para finales de año.

«Esto representa un problema para la administración de Obama», indicó Justin Vaisse, investigador de Brookings Institution. GARA

Merkel insiste en la política de recortes frente a la crisis

La canciller alemana, Angela Merkel, ratificó ayer su defensa férrea del pacto fiscal en la UE, aunque negó haber entrado en confrontación con François Hollande, con el que se sabe condenada a entenderse de salir derrotado Nicolas Sarkozy en los comicios presidenciales. Argumentó que el pacto fiscal -la austeridad como prioridad absoluta- es «innegociable», porque 25 de los 27 miembros de la UE lo suscribieron, entró en trámite parlamentario en la mayoría de esos países y no es susceptible de «modificaciones».

El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, negó que la postura de Merkel implique una «confrontación» con Hollande o represente una injerencia en la campaña francesa. Remarcó que la canciller solo describió la «situación real» del pacto e incidió en que el crecimiento económico es el «segundo pilar» de la política común de la UE, dejando claro, que el primero es la austeridad.

Seibert salía así al paso de las interpretaciones de medios como «Spiegel», según los cuales Merkel y Hollande han entrado en una especie de batalla frontal a distancia por sus posturas divergentes sobre al camino correcto para salir de la crisis. GARA

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