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La lluvia no pudo ahogar las ganas de fiestas en la Txantrea

La lluvia no pudo ayer con el chupinazo que dio inicio a las fiestas de la Txantrea, en las que Banda Batxoki se despidió de sus fieles. Este año no habrá «piscina» en Alemanes, ya que el Ayuntamiento ha dado permiso para celebrar el concurso de calderetes, aunque con condiciones de obligado cumplimiento. Pese a todo, la fiesta domina en la Txantrea.

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Martxelo DÍAZ | IRUÑEA

La amenaza de lluvia no empañó el lanzamiento del chupinazo que ayer por la tarde dio inicio a las fiestas de la Txantrea, que se prolongarán hasta el lejano martes. «Han anunciado que caerán chuzos de punta, pero tranquilos, que eso no sirve para la Txantrea. Es para el resto», proclamaron desde el balcón en el que todo estaba preparado para prender el chupín apenas diez minutos antes de las 20.00, la hora fijada.

Y la verdad es que el cielo aguantó sin dar más que un pequeño susto cinco minutos antes del chupinazo. En cualquier caso, ni los dantzaris que bailaron junto a la bandera del Reino de Nafarroa -la ikurriña también estuvo presente-, ni los gigantes, ni los gaiteros, ni los mayordomos ni los integrantes del zanpantzar se asustaron de esas cuatro gotas. También estuvieron presentes los familiares de los presos políticos del barrio, junto a cientos de vecinos.

Este año los encargados de prender el chupinazo que dio inicio a las fiestas de la Txantrea fueron los padres y otros allegados de Unai Salanueva, insumiso del barrio iruindarra fallecido hace quince años. También hubo un recuerdo para los vecinos del barrio que han sido excarcelados este año.

Un amigo de Unai Salanueva recordó la lucha de la insumisión y destacó que el homena-jeado era también un ferviente euskaltzale, por lo que abogó por ser insumiso ante el castellano durante las fiestas de la Txantrea. «En las comidas, en los conciertos, en cualquier actividad de las fiestas, tenemos una ocasión inmejorable para darle su espacio al euskara», añadió.

Por su parte, una hermana de Unai Salanueva agradeció con bertsos a los vecinos el honor recibido de disparar el chupinazo. Fueron sus padres los encargados de encender el cohete que dio inicio a las fiestas. Nada más escucharse el sonido del chupín estallaron la música y se desataron las ganas de juerga.

A continuación, los vecinos de la Txantrea congregados en la plaza cantaron «Xalbadorren heriotzean» en honor de Unai Salanueva.

El primer día de las fiestas acababa de comenzar. Entre los actos de ayer destacó el último concierto de Banda Batxoki, una de los grupos míticos del barrio iruindarra que ha optado por tomarse un descanso, que se desconoce si será momentáneo.

A más de uno le preocupaba ayer que el tiempo aguantase por lo menos el momento del chupinazo y que hoy diera tregua también para el concurso de calderetes, que se celebrará en Alemanes. Aunque por mucho que llueva seguro que no caerá tanta agua como la que la entonces alcaldesa de Iruñea, Yolanda Barcina, ordenó arrojar en esa zona para evitar que los vecinos la ocuparon con sus calderos, las patatas, el arroz y el conejo. La hoy presidenta del Gobierno navarro no tuvo mejor ocurrencia que ordenar a los servicios municipales inundar la zona para dejarla impracticable y evitar la «peligrosa actividad» de un concurso en el que la competitividad queda en segundo plano frente a las ganas de comer y pasarlo bien con los amigos.

Este año las aguas bajan más tranquilas en la Txantrea. El nuevo alcalde, Enrique Maya, ha permitido que los calderetes se celebren en Alemanes. No se puede decir «normalmente», porque el Ayuntamiento ha impuesto a la Comisión de Fiestas una serie de condiciones de obligado cumplimiento para poder celebrar uno de los actos más multitudinarios y más arraigados de las fiestas. Por ejemplo, el Ayuntamiento obliga a la Comisión de Fiestas a retirar los carteles situados en el entorno que sean «susceptibles de sanción». Es decir, reivindicativos.

La Comisión de Fiestas también ha criticado los límites horarios impuestos por el Consistorio, 03.30 para la carpa y 04.30 para los bares.

En cualquier caso, pese a la lluvia y a la actitud del Ayuntamiento, la Txantrea volverá a demostrar que sus fiestas son populares, participativas e igualitarias.

Hasta que el próximo 1 de mayo, a eso de las 21.00, salga el último zezensuzko de abono, el programa festivo que arrancó ayer está repleto de actividades para todos los gustos y todas las edades. Aunque lo mejor es bajar a la Txantrea y perderse. Que para eso son fiestas.

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