Un atentado kamikaze en el barrio de Midane, en pleno centro de Damasco, mató al menos a once personas e hirió a otras 28, entre civiles y fuerzas de seguridad. El atentado se llevó a cabo frente a la mezquita Zein al-Abidin en el momento de la salida de los fieles del rezo del viernes,

La televisión difundió una serie de imágenes del lugar de la explosión, como un puente donde la gente se refugió gritando mientras ascendía el humo: charcos de sangre en el suelo; un cuerpo destrozado; restos carbonizados y una pierna ensangrentada. El Ministerio del Interior aseguró que «este es un nuevo crimen perpetrado por los grupos extremistas terroristas cuyo objetivo es la estabilidad del pueblo sirio», y añadió que estaba «decidido a golpear con mano de hierro a los terroristas». Por su parte, el Consejo Nacional Sirio (CNS), acusó al régimen de Bashar al Assad de estar detrás de los atentados.

El centro de Damasco ya sufrió atentados con decenas de muertos en los pasados diciembre y enero.

Al mismo tiempo, según informaron grupos de la oposición, decenas de miles de manifestantes salieron a la calle en diversas localidades ,pese a la represión de las fuerzas gubernamentales que causó al menos tres muertos en Damasco, Alepo y Deir Ezzor.

Como cada viernes, los militantes se movilizaron y abordaron a algunos de los observadores de la ONU desplazados en el país para vigilar el cumplimiento del alto el fuego y cuya labor cuestionan.

«Observadores, dejad de jugar con la sangre de nuestro pueblo», proclamaba una pancarta en Beit Saham, un barrio de Damasco. «Misión Annan, por favor, no vengan a vernos, se han convertido en la fuente de los asesinatos», se leía en otra en Hass, en la provincia de Idleb. Según la oposición, tras el paso de la misión de observadores por varias ciudades, se han producido muertos y heridos por los ataques del régimen.

Por su parte, la agencia de noticias Sana informó de la muerte de diez personas, cuatro de ellas pertenecientes a una misma familia, en dos ataques en los que, según la agencia, «habrían grabado los cadáveres para enviar las imágenes a los medios de comunicación y culpar a las fuerzas de seguridad sirias.

Por otra parte, el general noruego Robert Mood fue encargado ayer de dirigir la misión de observadores de la ONU y se encargará de coordinar la llegada del total de 300 que deben desplazarse en la misión.