
Si es injusto e impuesto, mejor no aplicarlo
El Parlamento de Gasteiz, con los votos de PNV, PSE y Ezker Anitza, inst� ayer al Gobierno de Lakua a que presente un recurso de inconstitucionalidad contra los recortes en educaci�n y sanidad aprobados por el Ejecutivo espa�ol. Seg�n expuso el portavoz del PSE, Jos� Antonio Pastor, las medidas del Gabinete de Mariano Rajoy son antisociales, antidemocr�ticas y, adem�s, pretenden ser impuestas al resto de administraciones, vulnerando, por ejemplo, el marco competencial de la CAV. De hecho, uno de los argumentos utilizados en la sesi�n por los grupos proponentes fue la �defensa del autogobierno�. Sin embargo, con su iniciativa, lo que deja en evidencia la C�mara son precisamente los l�mites de ese autogobierno, al poner en manos del Tribunal Constitucional la aplicaci�n de tales medidas, algo que no ocurrir�a en un escenario de soberan�a real.
En cualquier caso, incluso dentro de esos l�mites hay margen para actuar de forma diferente, sin tener que implementar los recortes del PP. Basta con no aplicar lo que se considera injusto y lesivo para los derechos de la ciudadan�a, dejando que, en su caso, sea el propio Gobierno espa�ol el que se vea obligado a acudir a instancias judiciales si cree que se ha producido una invasi�n de su espacio competencial. Si realmente se considera que a trav�s de esos decretos se est� atacando a los pilares del Estado de Bienestar, como realmente est� ocurriendo, siempre ser� mejor no acatarlos y esperar a que los acontecimientos pongan a cada parte en su lugar que hacer justo lo contrario. Porque muchas de las consecuencias de esos recortes no son reversibles, y aunque en el recurso de inconstitucionalidad se pida la suspensi�n cautelar de la aplicaci�n de las medidas, la experiencia indica que el Tribunal Constitucional se toma su tiempo para adoptar decisiones.
Es cuesti�n de voluntad y de asumir lo que se proclama. El Ejecutivo de Lakua tiene en su mano aplicar o no los recortes decididos en Madrid, y en este pa�s nadie le reprender� si decide no hacerlo. Lo que no tiene sentido es hacer una encendida defensa del autogobierno y no aprovechar siquiera el margen que ofrece.