Las jornadas que arrancan el jueves pretenden ser, como explica Aitziber Ibaibarriaga, un espacio de formación para quien esté interesado en la elaboración de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para Bilbo, superando la brecha histórica entre el centro de la ciudad y sus barrios.

¿Cuál es el objetivo que persigue Bildu con estas jornadas?

Podríamos hablar de tres objetivos. El primero es crear un espacio de análisis y reflexión crítica en torno al actual modelo urbano de Bilbo. Por otro lado, queremos habilitar un espacio de encuentro entre el ámbito social, vecinal, el técnico y el político donde se afiancen relaciones de cooperación y confianza mutua cara al propio proceso del PGOU, así como para otras cuestiones futuras. Y construir puentes y puntos de contacto con otras experiencias, ya sean de Euskal Herria o de más allá de nuestra realidad inmediata.

¿A quiénes están dirigidas?

Nosotras somos de la opinión de que todas las personas son necesarias en la construcción de la ciudad; de hecho, una encuesta de la OCU señalaba que el 95% de la población de Bilbo está interesada en participar y dar su opinión en los asuntos municipales. Por ello, no planteamos estas jornadas desde un ámbito estrictamente técnico. Están abiertas a todas las personas que quieran aportar en el diseño de nuestra ciudad, tanto desde un ámbito urbanístico como económico o social.

¿Tan importante es para Bilbo esta revisión del PGOU?

Esta revisión marcará las líneas estratégicas del desarrollo de nuestra ciudad para los próximos años. Aunque algunas cuestiones parecen lejanas, creemos que es necesario un debate social amplio sobre en qué dirección queremos situar el futuro y cuáles deben de ser los elementos que lo fundamenten.

¿Estima que hay mecanismos para que la opinión de los vecinos sea tenida en cuenta?

Creemos que no los hay. La participación ciudadana es una de las asignaturas pendientes de este Ayuntamiento -lo hemos podido comprobar con la central térmica de Sarriko- y, precisamente, mediante las jornadas queremos impulsarla en torno al PGOU y, sobre todo, abrir un debate amplio acerca del desarrollo de nuestra ciudad.

¿Confían en que el proceso de participación ciudadana planteado ayudará a lograrlo?

Somos escépticos porque conocemos ejemplos anteriores como el del Plan de Participación de la Ribera de Deustu y Zorrotzaurre. La experiencia nos demuestra que procesos anteriores han sido más de cara a la galería que a impulsar una participación real o el debate. Con estas jornadas lo que queremos es que las personas que acudan se formen y que después participen activamente en el proceso planteado por el Consistorio.

Con el antecedente del Plan de 1995, completamente desvirtuado por las modificaciones puntuales, ¿cómo debiera ser el nuevo?

Aunque está claro que el documento del PGOU debe adaptarse a diferentes cambios que le afectan a lo largo de los años, creemos que parte de las modificaciones que se han producido estos últimos años no han respondido a criterios sociales, sino más bien a intereses económicos de una minoría, y eso no lo aceptamos. Para que el interés general prevalezca es indispensable un proceso de participación real que se extienda no sólo a la redacción del documento, sino que también sea la columna vertebral del seguimiento del mismo.

¿Hay nuevos factores que debieran ser tenidos en cuenta en su redacción?

Aunque también creemos que en estos años se han creado nuevos factores y retos que tendremos que tener en cuenta (crisis, migración...), lo principal es que el nuevo PGOU debe servir para reducir la brecha entre el centro y los barrios. Hasta ahora solo se han tenido en cuenta, fundamentalmente, criterios relacionados con la proyección exterior; otros, como el confort en los barrios o el modelo de ciudad para las personas que vivimos en ella, han sido relegados a un segundo o tercer plano. Ahí es donde está el reto de este plan.