La prima de riesgo se disparó ayer por encima de los 500 puntos básicos, provocando auténtico pánico entre los inversores, que están cada vez más atemorizados por una posible intervención de Bruselas. Al cierre de las bolsas, sin embargo, se había deslizado ya hasta los 482 puntos. El argumento para este nuevo latigazo al alza de la prima se encontraba en Grecia, que saldrá de la eurozona si no forma un gobierno dispuesto a acatar las condiciones del rescate. Por de pronto, ayer se conocieron rumores de un posible corte de las operaciones del BCE con bancos griegos. En el Estado español, el martillo de las dudas sobre la solvencia del sector financiero sigue recortando los precios de las acciones. Bajo este feo contexto, el Ibex, que estuvo cerca de los 6.500 puntos, terminó en los 6.611,50 puntos -mínimos de 2003-, tras dejarse un 1,33%. En el ejercicio cae ya un 22,82%. También acabaron en rojo Londres (-0,60%) y Fráncfort (-0,26%), pero no París (+0,31%). Los balances anuales de estos tres índices están alejados del comportamiento del Ibex. Así, el Dax alemán mejora un 8,24%, mientras que el CAC baja solo un 3,52%, y el FTSE, un 3%. Dentro del Ibex, Bankia (-11,12%) sigue penando por su grave situación. También cayó con fuerza Bankinter (-4,80%). Por su parte, Santander descontó un 1,80%, y BBVA, un 0,41%. Hasta 14 valores perdieron más de un 2%. En París, la respuesta de las entidades financieras fue desigual. Crédit Agricole ganó un 2,57%, y Société Génerale, un 1,61%, pero BNP Paribas se dejó un 1,15%. Los títulos de Alcatel-Lucent (+3,30%) encabezaron los avances.