La formación de izquierda griega Syriza, convertida en la segunda fuerza política en el país, afirma que quiere despertar a Europa e impulsar un cambio en las políticas de austeridad, sin abandonar el euro, aprovechando la salida de Nicolas Sarkozy y los problemas electorales de Angela Merkel.

«Grecia, que ha sido hasta ahora un cobaya de las políticas de austeridad en Europa, puede convertirse en un laboratorio para el cambio de las cosas a nivel europeo», declaró a France Press Irena Dourou, diputada y responsable de cuestiones europeas en Synaspismos, el principal grupo que compone la coalición. Recién elegida, Dourou se prepara para volver a la campaña electoral ante los nuevos comicios anunciados para junio.

Con 9 diputados antes de las elecciones, Syriza capitalizó el descontento de los griegos por los recortes impuestos por la UE y el FMI y obtuvo 52 de los 300 escaños en el parlamento el pasado 6 de mayo. Reuniendo a doce corrientes de izquierda, eurófilas, ecologistas o altermundialistas, espera ahora mejorar los resultados y convertirse en la primera fuerza del país. Los sondeos estiman que Syriza podría obtener hasta el 20,3%, mientras Nueva Democracia y el Pasok, los principales partidos favorables al plan de rescate se arriesgan a seguir perdiendo apoyo en los próximos comicios, donde podrían quedarse con un 14,2% y un 10,9% de los sufragios, respectivamente.

Tendencia cambiante

Aunque el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schauble, insistió ayer en la imposibilidad de renegociar el memorándum bajo el que la UE, el BCE y el FMI concedieron la ayuda financiera a Grecia, Dourou insistió en que la demanda principal de su partido es «cambiar las condiciones del préstamo concedido a Grecia». «El problema, que han hecho falta 24 meses y cinco informes de la UE, el BCE y el FMI para darse cuenta de que las condiciones impuestas por la troika conducen al fracaso», destaca. El PIB griego cayó el 6,2% en el primer trimestre de 2012, tras cuatro años consecutivos de bajadas.

Seguir en el euro

Sobre la pertenencia al euro, asegura que es una prioridad la permanencia en la moneda única porque la salida «pondría en peligro la economía griega» y señala que «son las políticas de austeridad, y no el euro, lo que hay que abandonar».

También demandan un cambio en el papel del BCE, la emisión de euro-bonos y la creación de una banca pública griega para apoyar las inversiones de las pequeñas empresas.

Como apoyo a sus argumentos anti-austeridad, ve que se está dibujando una tendencia en varios países europeos, comenzando por los resultados «muy satisfactorios» del Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. También cita la reciente dimisión del gobierno holandés; la organización de un referéndum sobre el pacto presupuestario en Irlanda por parte de un partido de derechas; la victoria ante el FMI del gobierno rumano, que acaba de obtener un aumento del 8% de los salarios después de haberlos reducido un 25% y la debacle electoral del partido conservador CDU de Angela Merkel en Renania del Norte-Westfalia.

«Y sobre todo el movimiento de los indignados que ha vuelto a aparecer en Madrid y que va a a provocar otras manifestaciones en otros lugares de Europa», predice.

Por su parte, el líder del partido, Alexis Tsipras, criticó que «la enfermedad de la austeridad ha destruido Grecia y va a extenderse al resto de Europa». En una entrevista en la BBC, Tsipras subrayó que los bancos obtienen ventaja de la crisis «en detrimento de miles de europeos que, en España, en Italia y en Grecia, son abandonados a la pobreza y a las dificultades». Por ello, exigió a los dirigentes europeos y «especialmente a Merkel que dejen de jugar al póker con las vidas de la gente».