Belén MARTÍNEZ Analista social
Si vis pacem, para bellum
La crisis financiera ha llegado hasta las puertas de Chicago, donde, mientras escribo estas líneas, se está celebrando la 25 cumbre de la OTAN. Entre los asuntos a tratar por los sesenta países reunidos se encuentran el proyecto de despliegue de defensa antimisiles en Europa, los nuevos sistemas de vigilancia terrestre o la salida de las tropas de Afganistán y su financiación. No solo hablarán de armas más o menos convencionales: F16, Boeing KC 135, etc. Ha llegado la hora de crear nuevos artilugios, ofensivos y defensivos, para emprender la guerra contra supuestas redes informáticas enemigas. Es tiempo de la «smart defence» (defensa inteligente). A partir de ahora, se imponen términos como: «ciberseguridad», «ciberdefensa» o «ciberguerra». La Northrop Grumman Corporation tiene productos que los aliados necesitan. El vellocino de oro con el que legitimar las políticas ultrasecuritarias. Esto no significa que el patrimonio industrial de la guerra tradicional haya desaparecido. Al contrario, ambas coexisten y se complementan en la era de la guerra global contra el «terrorismo».
Los Estados Unidos tratan de incluir los ciberataques como actos de guerra. En caso de que éstos se produjeran, contemplarían «todas las opciones posibles», incluida la respuesta militar. Así se gestan los regímenes liberticidas.
El mito de la máxima seguridad es la expresión de un modelo social, económico y político totalitario. La propaganda para cambiar nuestra percepción sobre la seguridad lleva tiempo actuando. Es la continuación de la guerra por otros medios. Entre tanto, en el Grant Park de Chicago, la batalla por la paz continúa.