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Bakartxo Ruiz, Maiorga Ramírez Parlamentarios de Bildu Nafarroa

Un año de Bildu: de lo impensable a la realidad

Hoy, 22 de mayo, se cumple un año desde que las elecciones municipales, forales y al Parlamento de Nafarroa otorgasen a Bildu la representación que a día de hoy ostenta; en Nafarroa 19 alcaldes, 185 concejales y siete parlamentarios. Hace un año que lo que para muchos resultaba impensable logramos hacerlo realidad. Y lo logramos con trabajo y compromiso miles de ciudadanos y ciudadanas comprometidos con un futuro democrático y en paz, haciendo frente a multitud de obstáculos: vapuleos mediáticos, desconfianzas e incomprensiones políticas, informes de la Guardia Civil y la Policía Nacional, una sentencia ilegalizadora del Tribunal Supremo... Hasta que la noche del 5 de mayo el Tribunal Constitucional legalizase, in extremis, nuestra participación en los comicios.

Resulta imposible no guardar en la retina momentos de una gran intensidad política, democrática y emocional a los que tuvimos que hacer frente. Desde la suspensión de una jornada de trabajo organizada por el Cormin (Comité de representantes de personas con discapacidad de Navarra) a instancias de UPN-PP-PSN-CDN por la presencia de Bildu, hasta la imagen de una Plaza del Ayuntamiento de Iruñea repleta, animada durante horas por un inasequible al desaliento Sabino Cuadra, pendiente de la notificación de la legalización de Bildu la madrugada del 6 de mayo. Faltaban 17 días para las elecciones, y aquello supuso todo un reto que se pudo materializar gracias a los miles de personas que impulsaron y trabajaron para que el 22 de mayo hubiera concejales, alcaldes, junteros y parlamentarios de Bildu. En dos semanas fuimos capaces de tejer una red de complicidades y ovillos multicolores en cada barrio, en cada pueblo, para conseguir que muchas personas apostaran por lo que representaba y representa Bildu: la unión de diferentes, sin exclusiones, para impulsar la paz y la normalización política, la unidad de fuerzas progresistas, abertzales y de izquierdas y el cambio político y social en Nafarroa.

Pacificación y normalización política: El hecho en sí de que tras ocho años de ilegalización de la izquierda abertzale la ciudadanía a la que antidemocráticamente se le negaba su derecho pudiese optar por una opción electoral con la que se sintiese representada ya supuso un paso hacia la normalización política que ansía la ciudadanía; aunque es evidente, son imprescindibles nuevos pasos urgentes como la legalización de Sortu y el reconocimiento que nos asiste a tomar nuestras propias decisiones.

A lo largo de este año se ha puesto en evidencia a un Estado que hace del inmovilismo su respuesta ante el pavor que le genera una sociedad determinada a lograr una paz donde todos los derechos, humanos, civiles y políticos, sean respetados. La Conferencia de Aiete, el cese de las acciones armadas de ETA, la necesidad de acabar con las políticas de excepción que sufren los presos políticos, reconocer y reparar a todas las personas que han sufrido... Todo ello exige de actuaciones institucionales y políticas comprometidas por las que los hombres y mujeres que componemos Bildu, si cabe hoy más que hace un año, vamos a seguir trabajando.

Es por ello que en este año se ha constatado la irreversibilidad de un proceso que en Nafarroa UPN y PSN han demostrado ser incapaces de asimilar y gestionar con altura de miras, por lo que seguiremos trabajando en la articulación institucional de esa mayoría ciudadana plural que apuesta por una nueva sociedad en paz y no comparte la política de poner «palos en la rueda» que diseña el PP en Madrid y ejecuta UPN-PSN en Nafarroa.

Unidad de fuerzas progresistas, abertzales y de izquierdas: Durante muchos años pareció impensable que formaciones abertzales con distinta trayectoria, como Eusko Alkartasuna y la izquierda abertzale, en ocasiones con expresiones de graves desencuentros y afrentas, fuésemos capaces de priorizar lo que nos une desde unas bases sólidas de actuación política e ideológica. Pues bien, esto también se ha convertido en realidad. La constatación de que la derecha navarra foral y española se sirve del desencuentro entre abertzales para perpetuar su régimen de poder y la convicción de que es necesario una articulación plural de una sociedad en movimiento hicieron que todos los difíciles obstáculos que tuvimos que sortear fuesen superados.

Hace un año ya éramos muchos, pero un año más tarde somos más; la unidad entre abertzales progresistas y de izquierdas ha tenido una expresión reforzada con la firma de un acuerdo estratégico entre izquierda abertzale, Aralar, Alternativa, AB y EA, y estamos convencidos que en los próximos meses la adhesión popular a la unidad ante los retos actuales de nuestro país va a ganar nuevas incorporaciones frente a quienes hacen de la división (lo que más le interesa a la derecha) su personalidad en la actuación política. El cambio político en Nafarroa está en marcha, y requiere priorizar lo que nos une para llevar ese cambio a las instituciones.

Cambio político y social: El cambio político y social en Nafarroa es urgente y necesario. En todos los debates parlamentarios constatamos (Debate de Presupuestos, comparecencias...) el indecente alejamiento del actual Gobierno de UPN-PSN de las inquietudes sociales y ciudadanas. En Nafarroa padecemos un Gobierno incapaz de gobernar y que aplica con avidez las medidas económicas del PP en Madrid aunque su consecuencia directa sea un grave deterioro de los servicios públicos garantes de la justicia social (sanidad, educación y políticas sociales) y las más altas tasas de desempleo de las últimas décadas. Un Gobierno que renuncia a una herramienta como Caja Navarra por intereses personales (probablemente corrupción mediante) más necesaria que nunca en estos tiempos en los que nuestra economía requiere de una entidad con objetivos sociales en su acción. Un Gobierno en el que el PSN traiciona su ideología a cambio de sillones y su mayor preocupación consiste en pretender disfrazar las medidas del PP; un Gobierno de derecha obsesionado con dinamitar, a cualquier precio, una relación normalizada con el resto de territorios vascos.

UPN-PSN, con Yolanda Barcina al mando, actúan parapetados en el rodillo de su mayoría parlamentaria para negar toda iniciativa a la oposición y rechazar las alternativas a la actual situación que proponemos desde la izquierda. Barcina y Jiménez temen que Nafarroa tome sus propias decisiones aunque sepan que de ello depende nuestro futuro.

La asimetría entre una ciudadanía indignada y harta de las consecuencias de las políticas de la derecha que se moviliza, como lo hizo en la huelga del 29, en defensa de los derechos sociales y un Gobierno catatónico que exclusivamente aprecia las órdenes ministeriales del PP nos obliga, también un año después, a priorizar el cambio político en Nafarroa en nuestra actuación. Un cambio para el que Bildu es indispensable y que requiere de grandes encuentros y suma entre quienes apostamos por llevar el cambio que ya está en marcha en la calle a las instituciones. El cambio político y social que la derecha quería hacer impensable es más necesario que nunca, y es posible.

Un año después, sentimos que la ilusión y las ganas con las que concejales, alcaldes y parlamentarios empezamos la legislatura siguen más vivas que nunca. Eran muchas las dificultades que teníamos por delante. A priori no era fácil poner a trabajar conjuntamente a personas con trayectorias diferentes, con culturas políticas diferentes. Y más cuando muchas de esas personas no partían con ninguna experiencia política y, menos aún, institucional. A pesar de todo ello, podemos decir, orgullosos, que estamos demostrando que el camino emprendido era el acertado, que ha merecido la pena. Ha sido un año de aprendizaje, de trabajo en común y de profundización en el entendimiento mutuo. Y os lo tenemos que agradecer a los hombres y mujeres que día a día nos apoyáis en nuestro trabajo, dándonos ánimos y haciéndonos llegar vuestras sugerencias y críticas, siempre constructivas, y también a las personas que trabajáis y aportáis desde los barrios y pueblos, desde diferentes colectivos y asociaciones. Sin ninguna duda, nuestro balance es positivo. Precisamente porque aún queda mucho por hacer, muchos retos por delante, muchas cosas impensables que convertir en realidad.

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