El viejo régimen y el islamismo, cara a cara en las presidenciales egipcias
Los egipcios están llamados a votar mañana y el jueves en la primera vuelta de unas presidenciales históricas, de las que saldrá el nuevo jefe de Estado tras la caída del dictador Hosni Mubarak. Dos de sus ministros y dos islamistas se disputan los votos en una elección abierta.
GARA | EGIPTO
«Estamos ante el acontecimiento más importante en Egipto desde la revolución» de principios de 2011, sentencia tajante Mustaphah Kamel Sayyed, profesor de ciencias políticas de la Universidad de El Cairo.
Estas presidenciales, cuya segunda vuelta tendrá lugar el 16 y el 17 de junio, se anuncian cruciales para definir el camino que tomará el país tras una campaña dominada por los islamistas, rotundos vencedores en las últimas legislativas, y por candidatos surgidos del viejo régimen y que insisten en tratar de vender estabilidad.
Los comicios se presentan muy abiertos y entre los favoritos se hallan el islamista independiente Abdel Moneim Abul Futuh y el candidato oficial de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi. El primero, que abandonó la cofradía por discrepancias con su línea política, cuenta con el apoyo se sectores variopintos, que van desde personalidades destacadas entre los jóvenes revolucionarios hasta los salafistas, segunda fuerza política en las legislativas pese a lo cual su candidato, Hazem Abu Ismail, fue prohibido por la Junta Militar, que controla el poder desde la retirada de escena de Mubarak.
Tampoco pasó el corte Jairat al-Shater, candidato inicial de los Hermanos Musulmanes. Estos esperan sin embargo repuntar con su desconocido candidato, Morsi. Para ello cuentan con ser la primera fuerza política del país (y del Parlamento).
A modo de compensación, los todopoderosos militares tampoco aprobaron la candidatura del que fuera jefe de los servicios secretos de Mubarak, Omar Suleimane. No obstante, el viejo régimen cuenta con dos candidatos de peso, el ex ministro de Exteriores del derrocado régimen y hasta hace poco secretario general de la Liga Árabe, Amr Mussa, y el último primer ministro del rais, Ahmad Chafiq. Ambos han intentado con desigual éxito desmarcarse de su antiguo patrón, quien espera para el 2 de junio el veredicto del juicio por sus crímenes, y han basado su campaña en su «experiencia» y en el retorno de la «estabilidad».
La prohibición de la candidatura presidencial salafista provocó unas protestas que se saldaron con una veintena de muertos por la represión.
Candidato nasserista
Sus buenos resultados (tercero) en el voto del extranjero permiten al candidato panárabe y nasserista Hamdeen Sabbahi mantener el sueño de que podría dar la campanada.
Lo que se le da por seguro es un resultado digno.
El candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi, venció claramente en el voto de los egipcios residentes en el extranjero por el apoyo masivo de la comunidad residente en Arabia Saudí.