CRíTICA: «El ángel entre la niebla»
Creación amateur atrapada en un limbo genérico
Mikel INSAUSTI
Hubo un tiempo en el que el cine amateur contaba con sus propios festivales y concursos, sin que quienes lo realizaban pretendieran acceder a los canales de distribución. En la actualidad la situación ha cambiado, porque con Internet todo el mundo puede tener acceso a los trabajos de los demás, incluso a los puramente caseros. Con la digitalización de las salas de exhibición va a ocurrir algo parecido, y ya se empiezan a ver proyectados en pantalla grande productos independientes que ni siquiera tienen un contrato con una distribuidora. El experimento resulta interesante, pero también presenta sus riesgos. Siempre habrá quien considere que no merece la pena pagar una entrada por un material que no ha sido concebido dentro de los estandares comerciales.
Con «El ángel entre la niebla» me entran dudas al respecto, pues entiendo que quienes han participado de forma desinteresada en el proyecto quieran verlo en condiciones rodedados de amistades y familiares. Pero, por otra parte, se le ha hecho al estreno un lanzamiento con bastante promoción a nivel de prensa local en Iruñea, lo cual equivale a un compromiso mayor de acuerdo con la expectación generada. Tampoco tengo muy claro el papel que ha de jugar la crítica especializada ante una propuesta de este tipo, más cercana al ejercicio con estudiantes que a otra cosa.
Hechas las oportunas salvedades, vaya por delante que no comparto el empeño en hacer interpretar a actores y actrices no profesionales, más aún cuando se les priva de la opción naturalista a la que tendrían derecho en primera instancia. Tampoco se les ofrece unas directrices estilísticas, debido a que «El ángel entre la niebla» gravita en medio de la indefinición genérica. No acaba de ser cine fantástisco, al carecer de efectos especiales, ni siquiera los hay artesanales. La dimensión onírica se limita a la repetida desaparición de personajes de escena, mediante un simple cambio de plano. La omnipresente banda sonora consiste en un piano que acompaña a las imágenes de principio a fin como en una sesión de cine mudo.