Cumbre de la alianza atlántica en Chicago
La OTAN acelera la salida de Afganistán para evitar la estampida
La cumbre de la OTAN de Chicago decidió poner orden en la salida de Afganistán acelerando sus fases incluso antes de garantizar que las tropas afganas puedan asumir la seguridad del país, con el fin de evitar la desbandada de las fuerzas ocupantes de cada país. La cumbre acordó traspasar a mediados de 2013 la responsabilidad de la misión a las fuerzas afganas y después dejar un contingente de apoyo «político», del que aún está pendiente la financiación.
GARA | CHICAGO
Al confirmar que su intención de acabar con la misión francesa de combate en Afganistán a finales de este año, el nuevo presidente francés, François Hollande, acercó la posibilidad de una salida descontrolada antes de la fecha que los ocupantes habían fijado -finales de 2014- .
Finalmente, la OTAN ha puesto orden en la salida acelerando los pasos y prevé pasar la responsabilidad de la seguridad a las fuerzas afganas a mediados de 2013. «Una vez alcanzada esta etapa, el papel de la fuerza internacional evolucionará de una misión basada principalmente en el combate hacia una misión de formación, asesoramiento y asistencia» hasta finales de 2014, señala la declaración de la Alianza acordada ayer en la cumbre de Chicago. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, negó que este paso suponga acelerar la salida ni «un desvío de nuestra hoja de ruta». Pese a las dudas de que el Ejército afgano pueda garantizar la seguridad con una insurgencia muy activa y un gobierno muy débil, los aliados justifican sus prisas diciendo que han completado «pasos importantes hacia un Afganistán estable y seguro».
Entre mediados de 2013 y el fin de 2014, el papel de las fuerzas ocupantes será, según la OTAN, «apoyar a los afganos en la adaptación a sus nuevas responsabilidades, reduciendo los contingentes de forma gradual y responsable». El punto final de la misión de combate se mantiene a finales de 2014. Más allá de esa fecha, una nueva misión -a petición del Gobierno afgano- se encargará de dar «apoyo político y práctico a largo plazo» a Kabul.
Con el mismo fin de evitar la desbandada, el presidente estadounidense, Barack Obama, instó al resto de aliados a que se comprometan a garantizar una retirada de sus fuerzas «responsable».
A pesar de la resistencia de las fuerzas insurgentes con las que EEUU se ha visto obligado a negociar, Obama defendió que en los últimos años se han logrado «progresos importantes» y aseguró que las fuerzas ocupantes y las del Gobierno de Kabul «han roto la dinámica de los talibán». Obama insistió en que los afganos «no estarán solos» una vez se complete el repliegue de las tropas internacionales.
Pero además de la capacidad del Gobierno afgano, la nueva misión se enfrenta a la dificultad de su financiación. Los miembros de la OTAN prometen «aportar su parte» para garantizar la sostenibilidad económica a largo plazo de las fuerzas afganas, pero exigen «progresos tangibles» por parte del Gobierno de Kabul para cumplir sus compromisos de lograr una sociedad democrática, un objetivo del que hace tiempo que han desvinculado su retirada. Se trata de financiar unas tropas de 520.000 soldados y policías afganos cuando salgan las últimas tropas de combate, un número que quieren ir disminuyendo progresivamente, a medida que supuestamente aumente la seguridad. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se mostró optimista a la hora de cubrir los 4.100 millones de dólares anuales necesarios, para lo que apeló a «toda la comunidad internacional».
Washington dice estar dispuesto a contribuir con 2,3 millones de dólares. El Estado afgano aportaría 500 millones en 2015 y lo aumentaría cada año. Gran Bretaña ha prometido 110 de millones; Australia, 100 y Alemania 15o.
Según el comunicado, el objetivo es que las autoridades afganas estén en condiciones de financiar sus propias fuerzas «como muy tarde» en 2024.
Oposición y total rechazo
Por su parte, el movimiento talibán respondió a la conferencia de la OTAN advirtiendo que tiene abiertas «todas las puertas militares y políticas». «Están usando excusas artificiales para prolongar la ocupación de Afganistán y no parecen tener una clara estrategia para llegar a una solución política». Aseguraron que la OTAN sigue una política táctica de «un paso adelante y dos atrás». «Acuerdos impuestos y conferencias internacionales no son la solución para el dilema afgano», insistieron los insurgentes, que subrayaron que «no hay razón» para que la coalición internacional ocupe el país «bajo el pretexto de su propia seguridad».
Pero antes de cerrar el problema de Afganistán a los ocupantes les crece otro en Pakistán. Los líderes de la OTAN reclamaron a Islamabad que vuelva a abrir las rutas de suministro para los convoys militares en Afganistán «lo antes posible».
Las autoridades paquistaníes quieren cobrar a la Alianza un peaje «inaceptable» para Estados Unidos. Islamabad cortó las rutas para la OTAN tras la muerte de 24 soldados paquistaníes en un ataque estadounidense. El presidente paquistaní, Asif Ali Zardari que, y Barack Obama aseguraron avanzar en las negociaciones para reabrir las rutas.
El presidente francés, Francois Hollande, cuya posición de retirada de tropas este año se ha saltado el calendario de la OTAN, no estuvo presente en la apertura de la última jornada de la cumbre, y llegó cuando Barack Obama, y el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, ya habían terminado sus discursos. La Presidencia francesa justificó el retraso por dos encuentros bilaterales.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN confirmaron la capacidad operativa inicial del sistema de defensa antimisiles de la Alianza, con los primeros elementos del sistema -un buque de combate, un radar y un satélite- como «un primer paso».
Los aliados dieron luz verde a la puesta en marcha del sistema de Vigilancia Terrestre de la OTAN que esperan poner en marcha entre 2015 y 2017 a partir de la adquisición conjunta de cinco aviones no tripulados por parte de 13 aliados. También aprobaron mantener una combinación «de capacidades de defensa nucleares, convencionales y de defensa antimisiles».
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, afirmó que la Alianza no va a intervenir en Siria, pese a que continúan los combates y la tregua acordada es vulnerada cada día por Ejército e insurgentes. «Estamos muy preocupados por la situación en Siria» pero la OTAN «no tiene intención de intervenir», declaró Rasmussen en una rueda de prensa en la cumbre de Chicago. Insistió en que la organización apoya el plan de paz del emisario de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, que prevé un alto el fuego, diálogo político, acceso humanitario a todo el país y liberación de prisioneros. «El mejor medio de encontrar una solución en Siria es el plan Annan», señaló Rasmussen, y apeló a los «dirigentes sirios a tener en cuenta las aspiraciones legítimas del pueblo sirio». También desde la cumbre de Chicago, el secretario general de la ONU, Ban Ki moon, advirtió de que «estamos en un momento crítico en la búsqueda de una solución pacífica a la crisis» y se mostró «extremadamente preocupado» por los riesgos de una guerra civil generalizada y por la extensión de la violencia a Líbano. Los casi 270 observadores desplazados por la ONU a Siria han sido hasta ahora incapaces de hacer respetar el cese el fuego planteado en el plan Annan.
Ayer los combates se intensificaron cerca de Damasco y en las regiones de Alepo e Idleb. Según la oposición siria al menos 40 personas murieron durante la jornada. En los combates, según las mismas fuentes, murieron 22 personas entre militares e insurgentes. También señalaron que se destruyeron tanques, blindados y transportes de tropas. Asimismo, los bombardeos del Ejército contra bastiones rebeldes, sobre todo en Hama, al menos cinco civiles muertos.
En cuanto a Libia, donde sí hubo intervención para cambiar el régimen, la OTAN subrayó en su declaración que la crisis en ese país «ilustró los beneficios de la cooperación entre los socios». «Damos la bienvenida al interés declarado por Libia de profundizar sus relaciones con la Alianza. Estamos listos para dar la bienvenida a Libia como socio, si así lo desea», añadió. GARA
Cientos de militantes pacifistas y anticapitalistas volvieron a concentrarse ayer ante el edificio Boeing de Chicago, como representación de «lo peor» de los «superricos» y como rechazo a la cumbre de la OTAN que se desarrolla en la ciudad. La manifestación estuvo rodeada de un amplio contingente policial.
El pasado domingo, la Policía dispersó a porrazos una manifestación que se había iniciado de forma pacífica y llegó ante el centro de convenciones McCormick Place, donde se celebra la cumbre. Los policías detuvieron al menos a 45 personas de los varios miles que se habían reunido para protestar contra la cumbre y las intervenciones militares, y reclamar que los estados reduzcan sus gastos militares y aumenten los dedicados a educación. La carga policial dejó varios heridos con golpes en la cabeza y el abdomen. Las autoridades afirmaron que cuatro policías también resultaron heridos.
Sarah Gelsomino, de la Asociación Nacional de Abogados (NLG, por sus siglas en inglés), que representa a los manifestantes anti-OTAN, señaló que al menos una docena de personas resultaron heridas por la carga policial y dijo que más de 60 fueron detenidas en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con los uniformados. GARA
