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Floren Aoiz | www.elomendia.com

Lo de 1512 ya era antiterrorismo

Hasta la comisión oficial para celebrar los hechos de 1512 ha tenido que asumir el término conquista, en un repliegue forzado por el impresionante cambio en la percepción social de los hechos

Más tarde o más temprano tenía que ocurrir. Algunos lo habían adelantado y ahora aparece formulado como nuevo dogma: rechazar la conquista de 1512 es hacer el juego a los «terroristas». Esto es, detrás de la crítica de la invasión está, como no podía ser de otro modo, ETA. ¿Quién si no? Todo es ETA, así que ¿por qué no convertir en etarras a los agramonteses, al Mariscal, a los reyes navarros, al rey francés que en un momento dado los apoyó, a Maquiavelo que vio venir los planes imperialistas españoles y a todo aquel que en los últimos 500 años haya osado cuestionar la santa verdad de la libre, armoniosa, entusiasta y voluntarísima anexión de Nafarroa a la monarquía española? Todo eso es terrorismo, manipulación de la historia, el enésimo plan de los anexionistas vascongados para hacerse con Nafarroa.

Que UPN haya recurrido a esta línea de argumentación para justificar el apoyo al PP en el debate de los presupuestos del Reino de España es muy clarificador. Defender que lo de 1512 fue una libre incorporación es una forma más de antiterrorismo, y como el PP ha apoyado esta idea, comprometiéndose a participar en la celebración, merece el aval de UPN.

Que de entre todas las argumentaciones estúpidas por las que UPN podía optar eligiera esta, ahora, sugiere que el aniversario de 1512 se les está atragantando más de lo esperado.

Miguel Sanz declaró hace tiempo que fuera lo que fuera lo sucedido en 1512, a los navarros nos había ido de maravilla como españoles. Puede que ahora esté pensando que habría hecho mejor manteniendo la lengua quieta, pero dicho y escrito quedó. Y ahora no hay manera de ocultar que fue una conquista y España nos está arruinando de una manera tan descarada que inquieta incluso a los más rancios españolistas.

Hasta la comisión oficial para celebrar los hechos de 1512 ha tenido que asumir el término conquista, en un repliegue forzado por el impresionante cambio en la percepción social de los hechos. Para que algunos posmodernos (o lo que sean) nos digan que la batalla por la memoria histórica es una pérdida de tiempo.

Pero es que el debate sobre aquellos hechos se produce en una situación marcada por la crisis económica y la constatación por cada vez más gente de que España nos asfixia económica, social, política, ideológica y culturalmente. Y en estas circunstancias, vender la moto de la bendita incorporación es muy difícil.

De ahí que los españolistas cierren filas y hagan de esto, como de todo, cuestión de estado y hasta de fe, optando por la criminalización y la satanización ante la imposibilidad de convencer a nadie con el cuento de la anexión voluntaria de inconmensurables beneficios. Han debido de pensar que no hay nada mejor para eludir el debate de fondo que recurrir al paradigma del terrorismo y el antiterrorismo.

Pero, dominados por su ansiedad, no comprenden que su nerviosismo tiene mucho que ver con la crisis de ese paradigma, de modo que así no hacen sino desgastarse más.

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