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Aitziber Eguskiza SOS Racismo Bizkaia

«Nosotros y los otros»

Cuando ya creíamos que estábamos curados de espanto ante esta lluvia incesante de declaraciones xenófobas por parte de una clase política que, muy lejos de hacer una política responsable que fomente la convivencia, se dedica a soltar mítines cargados de consignas racistas, el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, se nos descuelga con esta declaración: «Los chinos ponen una persiana y allí comen, duermen, procrean... No sé dónde mueren, pero van a competir con nosotros de una forma brutal».

El poder y la agresión siempre se ejercerán hacia alguien más vulnerable social o culturalmente, ya lo decía Dolores Juliano, antropóloga de renombre, la última vez que visitó Bilbo, en octubre de 2011, en el marco de las jornadas que organizó Mugarik Gabe contra las violencias machistas. Es mucho más fácil poner en el foco del problema de la desaparición del pequeño comercio a personas trabajadoras que se buscan la vida con los medios que pueden que a las grandes empresas, vascas o españolas, que desplazan el comercio local o se lo comen para crear guetos de consumismo desmedido en grandes superficies. ¿Cómo vamos a ir en contra de algo que no podemos medir, que es más grande que nosotras? Lo fácil es atacar a quien tienes debajo, al currela que es diferente, a ese con quien no te identificas. Es más fácil crear un «chivo expiatorio» al que se puede poner cara y que resulta ajeno, fomentando el binomio xenófobo y segregador de «nosotros y los otros».

En un Bilbo en el que el consumismo está a la orden del día, los centros comerciales son una apuesta política municipal y se priorizan los intereses de los grandes comercios frente a los comercios familiares o las personas trabajadoras, ¿cómo es posible que pongamos el foco del problema en otro sitio? Concretamente en las personas de origen extranjero que tienen que sacarse las castañas a través de pequeñas iniciativas empresariales familiares, porque no les queda otra opción, entre otras cosas porque las políticas racistas que impulsa la administración, y que generan rechazo y racismo social, impiden que puedan ganarse la vida con un trabajo asalariado por cuenta ajena, digno.

No nos vamos a meter con el modelo actual de consumo capitalista que fomenta una brecha norte-sur generadora de un nuevo colonialismo empresarial, ni con el Banco Mundial, ni con el FMI, ni con la explotación de trabajadoras de origen extranjero por parte de multinacionales que triunfan a base de aprovechar el mercado de libre comercio, no, es mucho más fácil utilizar el discurso populista racista y que nos peleemos entre nosotras, entre la clase obrera.

Parece que la apuesta de nuestros políticos en época de crisis es clara, van a seguir alimentando la hoguera del racismo y la xenofobia. Lo mínimo que nos merecemos es que nuestros políticos hagan política, una política responsable que fomente la convivencia y la cohesión social y que corten estos discursos cargados de odio que son resultado de la incapacidad e irresponsabilidad políticas.

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