«Debemos ser cautos con las terapias para evitar falsas expectativas»
Licenciada en Química y doctora en Ciencias Biológicas, Gisela González (La Habana, 1953) ha trabajado en el Hospital Oncológico de La Habana, aunque la mayor parte de su carrera la ha desarrollado en el Centro de Inmunología Molecular de la isla. Allí, durante casi dos décadas, ha liderado el equipo científico que ha investigado la vacuna contra el cáncer de pulmón.
Oihane LARRETXEA | DONOSTIA
Su pelo rubio puede despistar, pero el acento la delata. Cubana hasta la médula, Gisela González ha estado en Donostia después de haber participado en Barcelona en un congreso. A la capital guipuzcoana llegó casi por casualidad, después de que un donostiarra, enfermo de cáncer, supiera que una de las impulsoras de la vacuna contra el cáncer de pulmón estaría en la ciudad condal. Sin pensárselo dos veces, contactó con ella para hacerla venir y divulgar también aquí -el viernes visitó Biodonostia y Onkologikoa- los avances de esta medicación que ya ha sido aplicada a más de 2.500 personas con resultados satisfactorios y que a día de hoy solo se comercializa en Cuba y Perú, aunque ya hay varios países más interesados.
Cada vez hay más tratamientos que consiguen curar el cáncer. ¿Este medicamento es uno más en ese camino para pensar que la batalla no la ganará la enfermedad?
Exactamente. Hay una serie de nuevos productos biológicos, como es el caso de esta vacuna, que son derivados del desarrollo de la biotecnología; se trata de productos muy específicos para el tratamiento del cáncer. Los productos que se han utilizado hasta el momento para tratar el cáncer son los agentes quimioterapeúticos, la radioterapia... Estos, al no ser tan específicos, provocan daños no solo en el tejido tumoral, sino también en el resto del organismo, de ahí los efectos adversos tan agresivos. Muchas veces el paciente no puede recibir determinada cantidad de los tratamientos mencionados porque han alcanzado la toxicidad máxima que pueden aceptar.
¿En qué casos se aplica esta vacuna?
Hay que destacar que no son vacunas profilácticas, sino terapéuticas. Es decir, que no se le ponen a toda la población para evitar el cáncer, sino que se le aplica a quien ya tiene el tumor. Además, se puede aplicar de manera indefinida. Es en este punto en el que la biomedicina ha traído un cambio de paradigma. Antes, cuando el paciente rechazaba todas las quimioterapias y demás, era considerado un paciente terminal. Ahora pasa a ser un paciente con una enfermedad crónica.
Por ahora se aplica para los casos de cáncer de pulmón. ¿Se está investigando si podría emplearse en otros cánceres?
Se está trabajando en ello, pero hay que ser muy prudentes para evitar crear falsas expectativas. Mientras que en el caso del pulmón se ha concluido con todos los ensayos clínicos y se ha demostrado su eficacia, en el resto de las patologías las pruebas están en camino, por lo que todavía no hay confirmación científica de su efecto positivo.
¿En qué situación se encuentra la investigación en Cuba?
Fidel Castro ya en los años 60 dijo, como si de una premonición se tratara, que el futuro de la isla era necesariamente el futuro de los hombres de la ciencia. El Gobierno siempre ha apoyado la creación de los centros científicos. En la actualidad hay 42 instituciones y cada una se dedica a una rama diferente, de manera que entre todos potenciamos la red. En nuestro país la biotecnología es uno de los sectores que más exporta: solo nuestro centro mueve unos 100 millones de dólares al año.
¿Qué medicamento le gustaría descubrir?
¡Este! (exclama orgullosa), porque realmente me siento muy satisfecha con lo que hecho.