El presidente de Rusia, Vladimir Putin, completó ayer el reparto de poder con su primer ministro, Dmitri Medvedev, al cederle la dirección del partido del Kremlin desacreditado por las denuncias de fraude electoral.

«Hemos trabajado juntos durante largos años. Rusia Unida (RU) es mi principal socio y aliado. Una fuerza que está dispuesta a utilizar todo su potencial para construir un país libre, fuerte y floreciente», afirmó Putin durante el congreso federal de RU.

Con el cambio, Putin ostenta la jefatura del Kremlin, lo que incluye la política exterior, la defensa y las Fuerzas Armadas, mientras Medveédev presidirá el Gobierno y el partido.

En su discurso de aceptación, Medvedev prometió una «revolución democratizadora» en Rusia Unida con el fin de regenerar su imagen y recuperar su tirón electoral.

«Debemos librarnos de aquellos que se desacreditan a sí mismos y al propio partido, y atraer el mayor número de gente nueva, honesta, creativa y con iniciativa» aseguró Medvedev.

A su vez, reconoció que «el factor de hartazgo empieza a jugar en contra» de su partido, que fue fundado hace poco más de una década.

Medvedev, quien ingresó esta semana formalmente en el partido, encabezó las listas de RU durante las pasadas elecciones parlamentarias, en los que perdieron más de doce millones de votos.