Raimundo Fitero
El chulo
No sé si lo vi, lo escuché, lo soñé o todo a la vez. La retransmisión del Festival de Eurovisión fue sicodélica. Una realización delirantemente alucinógena. El escenario deslumbrante; el juego de luces de manual del perfecto nuevo rico. Las cámaras volando, los cenitales, sin apenas panorámicas, sin poder saber el espectador dónde estaba, provocaban vértigos. Pero dentro de esa fiesta pastillera, se escuchaban de vez en cuando voces y músicas, y, sobre todo, se veían unas puestas en escena realmente adictivas.
Los que seguimos este evento por la señal de TVE tuvimos un incentivo más para el coma audiovisual. Un José María Iñigo convencido de que la antigua de Pastora Soler iba a ganar. Su sumisión patriotera era de una consistencia salarial abrumadora. Ni un dato objetivo, ni siquiera subjetivo. Iba a ganar porque era española. O algo así. Y cantó, se supone que bien, pero dentro de esa fiesta ácida, ella llegó con algo vetusto. Y no sirvió para nada darle un toque flamenquito final. Estaba dentro de un espectáculo mayor, realmente desbordante y los responsables de TVE no entienden de qué van estas cosas. Se equivocaron en la elección. Como siempre. Y, ojo, España está a la baja. Muy a la baja en el orden europeo. Y para terminar el tripi, ganó una bella y extraña canción interpretada de manera muy especial, contemporánea, y muy bien. Y de Suecia, nada menos.
Pero en medio de esta borrachera de imágenes flotantes, etéreas, abigarradas, con una promoción del país organizador realmente importante, aparece el chulo del capitalismo rampante, de apellido Goirigolzarri y dice, con mucha cara, sin que nadie le llame al orden, que esos veintitrés mil millones de euros que el Estado español le va a dar para que juegue a banquero de día y especulador de noche en Bankia, no se deben devolver, ni es dinero a fondo perdido, sino CAPITAL. Palabra mágica. Todos al suelo. Y a callar. Una actitud más totalitaria es imposible de encontrar. Y como es capital de todos los ciudadanos del reino de España, no estará mal saber si Cristiano Ronaldo, comprado con aval de esa entidad, es un activo tóxico. Y las castañuelas reaccionarias de Esperanza Aguirre de tapadera.