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CRíTICA: «Ni pies ni cabeza»

Sin los tricornios de Berlanga no hay parodia cuartelera

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M.I. |

Y a sé que aprovecharse del estreno de la peor película en lo que va de año para sacar a colación los males del cine español resulta demasiado obvio, así que prefiero hacer el inevitable comentario negativo en sentido retrospectivo. La comedia es el género en el que más se nota lo mucho que la producción en el mercado estatal ha ido para atrás, porque el actual humor paródico carece de la crítica social y política de la cual gozó durante el franquismo. En algunas notas de prensa he leído que «Ni pies ni cabeza» es la primera película que se atreve a mostrar la corrupción en la Benemérita. Aquí el que no se consuela es porque no quiere, pero cualquier broma de Berlanga a cuenta de los negrísimos tricornios del cuerpo uniformado contenía mayor capacidad satírica que esta comedia entera de Antonio del Real, con sus gorras y boinas verdes.

No puedo evitar pensar, y que me perdone el difunto Joaquim Jordá, en su raro y atípico thriller «Cuerpo en el bosque», realizado hace ya dieciséis años. El cineasta catalán sí que se adelantó a la hora de mirar con otros ojos la desubicada presencia en el medio rural de la Guardia Civil. Aquel título insinuaba un misterio, mientras que «Ni pies ni cabeza» se conforma con hacer un chiste fácil, porque al cadáver encontrado le faltan, efectivamente, los pies y la cabeza. La pareja que se topa con el muerto, integrada por los dos números más torpes del cuartel, cree haber atropellado con su todoterreno a la víctima, sacando la rápida conclusión de que se trata de una comedia atropellada. Y así hasta completar casi dos interminables horas de comicidad chusca y caótica.

Antonio del Real se apunta sin disimulo a la película coral «de amiguetes» impulsada por Santiago Segura, pero careciendo de los medios con que cuenta el autor de la saga «Torrente». Por lo que hasta los cameos de famosos tienen una apariencia pobre, como si la película viviera de los saldos de la televisión. El mismo Christian Galvez, presentador de concursos, debería haber sido un invitado y no el protagonista.

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