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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Ya están preparando el entierro

Con una crisis económica de proporciones gigantescas y una crisis política que no le anda a la zaga, cada vez son más quienes auguran que al Estado español le quedan dos telediarios. De hecho, algunos ya le están preparando el entierro a la España de sus entretelas. Como Emilio Campmany, quien en «libertaddigital.com» titula su última columna de forma contundente: «El fin de una nación». Miren cómo arranca: «Vamos a dejarnos de tonterías. No somos una gran nación. Ni siquiera está claro que seamos una nación, ese concepto discutido y discutible, no sólo para el expresidente del Gobierno, sino también para muchos españoles a los que tanto divierte pitar su himno y hacerle la higa al heredero de la Corona. Y eso no es más que una anécdota. Nadie con verdadero poder de decisión ha constatado lo obvio, que el Estado de las Autonomías está muerto». Ya va siendo hora de que se vayan dando cuenta. Por cierto, para ser una anécdota, lo de la pitada ya les está picando, ya.

A continuación, tras hacer un poco agraciado retrato de lo que a su juicio es hoy por hoy el Estado que tantas amarguras nos ofrece a las vascas (y los vascos), el columnista opina que «sólo hay una solución, darle una interpretación amplia al artículo 155 de la Constitución, suspender en su ejercicio a todas la Comunidades Autónomas y a la mayoría de los ayuntamientos, mantener a los funcionarios que sean de oposición y hacerlos depender del Estado y despedir a todos los demás. Y si los profesores no interinos, en vez de 18 ó 20 horas de clase tienen que dar 30, que las den. Y si los médicos tienen que hacer horas extra por el valor de las ordinarias, que las hagan. Y así sucesivamente». Vamos, que pretende que su España muera matando o, al menos, fastidiando al personal. Pero Campmany no las tiene todas consigo: «Pero, nadie va a hacer tal cosa y nos iremos a pique. El único consuelo que nos cabe es que, a lo mejor, nos llevamos a toda Europa con nosotros hasta el sumidero y podremos mentir alegando que la culpa fue de Merkel. Y los sindicatos podrán manifestarse desfilando por entre los escombros. Es el fin de una pequeña nación». Pues esperemos que sea el principio de un nuevo pequeño estado...

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