La represión y la respuesta armada llevan a Siria al borde del abismo
La ola represiva y la respuesta armada están llevando a Siria al borde del abismo. A la masacre del viernes en Hula, se suma la denuncia de un grupo opositor de la muerte el domingo de 41 personas en Hama, entre las que había ocho niños. En este clima de violencia llegó ayer a Damasco el enviado de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, que pidió a todas las partes que depongan las armas. Previsiblemente, hoy se reunirá con el presidente sirio, Bashar al-Assad.
GARA |
El enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, viajó ayer a Damasco en un nuevo intento por frenar la violencia e intentar salvar su maltrecho plan de paz tras conocerse la masacre perpetrada el viernes en Hula, en la que murieron al menos 108 personas, entre ellas 32 niños menores de diez años, y la del domingo en Hama, donde, según el Consejo de Liderazgo de la Revolución, murieron 41 personas, entre las que había ocho niños.
A su llegada, instó a «todas las partes implicadas a crear el contexto adecuado para que haya un proceso político creíble». Dejó claro que «este mensaje de paz no es solo para el Gobierno, sino para todo el que tenga un arma». Al Ejecutivo de Bashar al-Assad, en concreto, le exigió «medidas audaces que demuestren que va en serio» en su intención de resolver la crisis por vías pacíficas. Hoy tiene previsto entrevistarse con el presidente, con quien desea entablar «discusiones serias y francas».
Sobre lo ocurrido en Hula, dijo estar «impactado y horrorizado. Fue un crimen espantoso y el Consejo de Seguridad lo ha condenado con toda razón. Los responsables de esos crímenes brutales deben rendir cuentas».
Denunció que «son los ciudadanos ordinarios de este gran país quienes están pagando el mayor precio en este conflicto».
Subrayó que su principal objetivo es detener este sufrimiento, que «debe finalizar ahora».
Supervivientes de la masacre de Hula entrevistados por la ONG estadounidense Human Rights Watch indicaron que soldados apostados en un puesto de control abrieron fuego contra una manifestación en el barrio de Taldou -sin que hasta el momento se tengan noticias de que hubiera habido heridos o muertos-. Esta acción fue respondida por hombres armados de la oposición que atacaron a los militares. En represalia, el Ejército bombardeó intensamente la zona desde las 14.30 hasta las 19.00 aproximadamente. Una de las supervivientes, una anciana de la familia Abdel Razak, relató que estaba en su casa junto a sus nietos, su nuera, su hija, su cuñada y una prima. «Estaba sola en una habitación cuando escuché a un hombre que estaba gritando a mi familia. Me escondí detrás de la puerta y vi a otro hombre de pie junto a la entrada y a otro dentro. Llevaban ropa militar pero no pude ver sus caras. Me tiré al suelo e intenté arrastrarme para ver lo que pasaba. Escuché varios disparos. Miré dentro de la habitación y vi a todos los miembros de mi familia con disparos en el cuerpo y en la cabeza». Otro niño de diez años de la familia Abdel Razak contó que, estando escondido en un pajar, vio a «un hombre armado con uniforme castrense» disparar a la cabeza a un amigo suyo, a su madre y hermana.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores negó categóricamente la implicación del Ejército y anunció la creación de una comisión de investigación de carácter judicial y militar.
Ayer el diario «The Telegraph» informó que la BBC utilizó una fotografía tomada por el fotógrafo Marco di Lauro el 27 de marzo de 2003 en Irak para ilustrar la masacre de Hula.
La cadena argumentó que la imagen estaba circulando por internet y que en el pie de foto avisaron de que ninguna fuente independiente había podido verificar su procedencia. Subrayó que la retiraron tan pronto como supieron su origen.
El Consejo de Seguridad de la ONU condenó por unanimidad la muerte de 108 personas en Hula. En un comunicado no vinculante, remarcó que condena «en los términos más enérgicos posibles la matanza confirmada por observadores de la ONU de decenas de hombres, mujeres y niños y las heridas a cientos más en ataques mediante una serie de bombardeos de artillería y tanques del Gobierno en un barrio residencial de Hula. Un uso tan indignante de la fuerza contra la población civil constituye una violación del derecho internacional y de los compromisos del Gobierno sirio bajo las resoluciones del Consejo de Seguridad». En una carta remitida a este organismo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, no responsabilizó directamente a nadie.
«Los observadores confirmaron a partir de un examen ordinario que se había disparado artillería y munición de tanques contra un barrio. También vieron disparos de armas cortas en algunos cadáveres», indicó. Para el embajador de Rusia en la ONU, Alexander Pankin, esos disparos podrían provenir de ataques de grupos opositores.
Precisamente ayer, en una rueda de prensa conjunta con su homólogo británico, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, culpó tanto al Gobierno como a la oposición. «Nos encontramos en una situación en la que ambas partes contribuyeron a la muerte de civiles, entre ellos varias decenas de mujeres y niños», resaltó.
El británico William Hague también repartió responsabilidades y llamó a «todas las partes a frenar acciones de este tipo». GARA