La verdad es la primera víctima en cualquier guerra, y la información termina siendo la primera secuestrada en cualquier redada anti-ETA. Por ejemplo, si la Policía creyera que Gurrutxaga y Aranburu «podrían» estar intentado captar militantes, ¿por qué no les siguieron para detener también a los «captables»? Si, por el contrario, no tiene prueba alguna, ¿por qué y para qué lo sugiere? Y ya de paso, ¿por qué tantos medios españoles suprimen el condicional «podrían» para darlo por seguro?

Siguiendo con la desinformación, ¿qué sentido tiene remarcar que los arrestados iban armados si la propia Comisión Internacional de Verificación ya confirmó el 4 de mayo que los miembros de ETA seguirán llevando pistolas pero no las usarán? ¿No será acaso esto último -que no las hayan usado- lo más relevante?

Pero es que tampoco como propaganda cuela la redada. ¿Cabe presentar como un éxito policial detener en 2012 a alguien que ya en 2008 trasladó públicamente, dando la cara y los motivos, que ingresaba en ETA? Con más mil días transcurridos, ¿no es una bravuconada ridícula que Basagoiti diga «si no nos dan las armas, se las quitaremos»? Y otra cuestión: ¿Tiene algún sentido presentarle como «jefe militar» cuando esa organización ha renunciado a la lucha armada de forma expresa y definitiva, es decir, ya no tiene acción militar?

En suma, nos cuentan algo ocurrido en 2012 como si hubiera pasado en 2008, como si aún soñaran no solo en parar el reloj, sino en echar las manecillas para atrás para atraparse y atraparnos a todos en el pasado. Inútil intento.