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Crónica | Referéndum sobre los recortes

Los irlandeses votan entre la apatía y el resentimiento

El referéndum sobre el tratado fiscal europeo se celebró ayer en irlanda, con clara ventaja del «sí», pero, en una situación que podría cambiar, por la cantidad de indecisos y la amargura que causan las medidas de austeridad. El gobierno insiste en aceptar las medidas, con la oposición de Sinn Fein; la ciudadanía, con todo, no tiene nada claro su futuro.

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AFP

«Mira» dice Pat McGinley, un conductor de taxi a la cabeza de una larga cola de vehículos parados a la espera de encontrar clientes. «Nadie gasta. Los ingresos han bajado entre 50 a 60% en comparación con el año pasado».

McGinley, de 60 años, se ríe cuando se le pregunta acerca de la proyección de crecimiento de 0,7% previsto por el Gobierno. «¿Saldremos de la recesión¸ ¡Avíseme si es verdad!» ironiza.

En las calles comerciales del centro de Dublín escasean los compradores. Las paredes y paseos están repletos de carteles pidiendo el voto a favor y en contra sobre el tratado.

Mientras, el taxista recuerda con nostalgia la década de los 90, cuando Irlanda era conocida como el «Tigre Celta» por su fuerte crecimiento.

El Gobierno ha hecho campaña para conseguir el voto por el «sí», pero la quiebra bancaria aún sigue fresca en la memoria de los habitantes y los votantes cambian facilmente de elección frente los argumentos en favor y en contra. Según las encuestas, el 60% de los que han hecho su elección habrían votado a favor del tratado, sin embargo, un tercio de los votantes se mostraba indeciso.

Para Finbar McDonnell, trabajador de la construcción, «un voto positivo demostrará que Irlanda quiere permanecer en el corazón de Europa, a diferencia de nuestros vecinos de Gran Bretaña, que optaron por no unirse».

El pacto ha sido aprobado por los gobiernos de todos los países de la Unión Europea, excepto Gran Bretaña y la República Checa, para saldar cuentas y enfrentarse a las sanciones.

Durante la mañana de ayer muy pocos electores depositaron su voto en los colegios electorales. «Todo esta muy tranquilo» declaró una de las encargadas del referéndum.

Los medios de comunicación también han sido partícipes de la indecisión predominante en el país, con por ejemplo la abstención propugnada por el diario «Irish Time».

«No creo que el tratado sea perfecto de ninguna manera, pero hay demasiadas incógnitas para votar en contra» duda Ross Woodcock, un empleado del sector bancario.

Por mucha insistencia del Gobierno por el voto a favor, los votantes pueden tener la tentación de mostrar su rechazo a la austeridad que viene con la puesta en práctica del rescate de 85 millones de euros procedentes de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

Así ocurrió en los referendos sobre el Tratado de Niza y el de Lisboa en 2001 y 2008. La tortilla dio la vuelta y los votantes optaron por el rechazo. No obstante en ambos casos se organizó un nuevo referéndum que finalmente acabó por aceptar los tratados.

Sinn Fein, a diferencia del partido gobernante, ha mostrado su rechazo al tratado, pidiendo el voto en contra, argumentando que aceptar el tratado supondría el aumento de la austeridad.

Irlanda es el único país de Europa que en este momento celebra un referéndum sobre el Tratado de la Unión Europea.

Mientras los griegos expresan su oposición a la austeridad en las calles y en las elecciones, los irlandeses han asumido con más resignación las medidas aplicadas, lo que no quita que la medicina siga siendo amarga.

«Estamos enojados, pero no lo mostramos» admite Anthony Donoghue, un oficial de Dublín mientras toma una cerveza.

 

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