En Zestoa han organizado una consulta popular para decidir si se mantienen las novilladas, y la participación de las vecinas y vecinos ha sido muy importante. En el recuento, quienes apostaban por mantenerlas han ganado claramente y el Ayuntamiento, que podría hacer lo que quisiera, ha aceptado el resultado. Todo un ejemplo de democracia y participación popular. Sin embargo, algunos cuando ven la democracia en estado puro, sin condimentos que la alteren, no saben reconocerla. Y sucede que periódicos como «El Mundo» llevan el asunto a portada, con foto incluida, y son capaces de editorializar diciendo que «Bildu fracasa en su ofensiva antitaurina». El diario de Pedro J. podía haber titulado que Bildu da una muestra de talante democrático que harían bien en seguir otros partidos. Pero no.

Para el periódico de extremo centro, la coalición de izquierdas «sufrió el pasado domingo un duro revés en el feudo abertzale de Cestona (Guipúzcoa), donde gobierna, al rechazar el 64% de la población la prohibición de las novilladas». Pues si Bildu gobierna en Zestoa, Gipuzkoa -su empeño en escribirlo en castellano empieza a ser patológico- y la mayoría ha votado por las novilladas, será porque votantes de Bildu quieren que se mantengan. No tiene más misterio. Pero no, según «El Mundo» «los habitantes de Cestona han rechazado la imposición de Bildu porque sienten como suya la tradición taurina y quieren preservarla o simplemente por pura tolerancia». Y la pregunta es, ¿dónde está la imposición, si se le ha preguntado al pueblo y se respeta su decisión?

«La Razón» no editorializaba, pero sí le daba una generosa apertura. El titular, lo pueden imaginar: «Un feudo abertzale reivindica los toros en referén- dum». Y el periodista explicaba que «la coalición abertzale, escudada en su promesa electoral de convocar un referéndum para testar la opinión del pueblo en torno al futuro de los toros en las fiestas locales de septiembre, llamó a las urnas a los 3.012 vecinos con capacidad de voto». Como debe ser, ¿no? Y servidora se pregunta si después de ver las bondades de la democracia «El Mundo» y «La Razón» van a defender las consultas y referéndums para otros temas. Me temo que no.