El periodista navarro Bingen Amadoz acaba de publicar «Montes que daban pan», un libro en el que narra su niñez y en el que se describe la vida de los leñadores vascos que salieron en los años 50 y 60 a ganarse la vida en los Alpes y en los Pirineos del Estado francés. «Muchas veces se han contado historias sobre los pastores vascos en Canadá o Nevada, pero nunca la de los leñadores», comentó el autor, que presentó ayer su libro, editado por Altaffayla, en la feria de Iruñea.

El libro, de apenas un centenar de páginas y con fotografías en blanco y negro, está muy fragmentado, como en pequeñas píldoras que asemejan reportajes de dos tres páginas. El tono es cálido y tierno, el de unas memorias de niñez vistas desde la edad madura. Aun así, Amadoz reconoció que la vida que llevaron leñadores como su padre fue dura. «El trabajo no estaba mecanizado. Dormían en zonas muy altas, en alojamientos que, en ocasiones, no cumplían con los requisitos mínimos de habitabilidad. Unas veces dormían en pueblos de montaña y otras en refugio», comentó el periodista. Un trabajo duro también por la peligrosidad de las sierras y los accidentes, como uno que Amadoz relata en un capítulo en calidad de testigo.

Por otro lado, el libro es a su vez la narración de la experiencia de un niño inmigrante, que se enfrentaba a un mundo completamente distinto al del franquismo. «La gente hablaba de política en la calle y no en casa, con las ventanas cerradas. ¡Y hasta votaban!», contó. También habló de sus recuerdos sobre una escuela laica, donde se impartía una moral y una ética sin el férreo control de los obispos.

La migración de los leñadores se distingue de la de los pastores en que permitía el regreso, puntual, a la tierra natal en fechas señaladas. En concreto, la experiencia de Amadoz como hijo de leñador inmigrante se prolongará durante cuatro años.

El mensaje de fondo, según el autor, es comprender la inmigración. «Yo siempre me sentí muy bien acogido, pero eso no ocurre ahora aquí. No queremos entender que los inmigrantes que han llegado vinieron por los mismos motivos que los que tuvimos nosotros para irnos».