Raimundo Fitero
Manos arriba
Algunos ingenuos sienten alivio porque se ha pronunciado el FMI o porque en Bruselas se han preocupado mucho y están esperando veredicto. Son los hombres de negro que el dicharachero ministro Montoro, dijo que no vendrían, quizás porque ya estaban aunque fueran disfrazados, pero que van a hacer la vida todavía más difícil. Van a tener los mandatarios ridículos un argumentario mayor de excusas para no tomar más decisiones que las que sea para favorecer al Capital, al Mercado y a quienes con su complicidad se dedican a apuntalar un cadáver que recorre Europa. La memoria es débil, pero ese FMI, el Banco Mundial, y todos sus sucedáneos son los auténticos ejércitos de intervención directa del espectro que se reinventa y se regurgita: el capitalismo feroz, el neoliberalismo, la economía especulativa, este tinglado en el que nos han/hemos metido como incautos.
¿Afectarán estas decisiones a Euskal Herria? Claro. Afectarán. Porque aquí también hay bancos, cajas, fusiones, movimientos, contabilidades imaginativas, y, de paso, afectarán al modelo y se intentará volver atrás. Porque esta crisis es de freno y marcha atrás. Las elecciones vascas se convocarán en medio de las turbulencias, quieren que vote cualquiera que haya vivido en Euskal Herria, es decir todos los cientos de miles de soldados y guardias civiles o funcionarios varios. Manos arriba, esto es un rescate. No nos despistemos mucho, que nos la cuelan. Hoy, más que nunca, alerta. Borrascas políticas mesetarias. Y Patxi López tachando los días del calendario. Y sus secuaces, arramplando con lo que pueden.