GARA > Idatzia > Kirolak> Athletic

ANÁLISIS | CÓMO LLEGAN A LA FINALathletic 2012-13

El método Bielsa y su evolución

Entrenador de las categorías inferiores del Elche y experto analista futbolístico, ha aceptado la invitación de GARA para analizar hacia dónde puede evolucionar la propuesta de Marcelo Bielsa en el club rojiblanco la próxima temporada.

p030_f01_199x116.jpg

Francisco RUIZ BELTRÁN I Entrenador y coautor de «Filosofía y manual de un entrenador de fútbol»

Bielsa no es un entrenador común y ha roto los tópicos de muchos entrenadores que se dedican a escribir libros en forma de dogma en vez de entrenar equipos y seguir acumulando fracasos. Bendito loco él, que no sigue las pautas y modas que otros intentan marcar como si existiera alguna fórmula ganadora para conquistar este deporte

El fútbol es un deporte de modas en el que todo el mundo tiene derecho a opinar y a menospreciar, y que desde hace unos años sufre una tremenda revolución metodológica que muchos estábamos esperando. Se acabaron en gran porcentaje los entrenamientos sin balón, las pretemporadas en las que solo se hablaba de volumen e intensidad y los ciclos orientados a propósitos físicos y no relacionados con el juego. Pero, como siempre, de toda revolución hay quienes se quieren apropiar y llevarla a un extremo anti natural, y siempre está bien que gente como Bielsa demuestre que el fútbol no es una fórmula, sino un juego y una idea en la que creer, sea cual sea esta.

En un fútbol de defensa en zona, Bielsa ha estado a punto de conquistar el fútbol europeo con una defensa mixta y grandes persecuciones en fase defensiva sin que su equipo perdiera un ápice de solidaridad y compromiso colectivo. El Athletic tiene cierto parecido con cualquier equipo entrenado por Bielsa, porque él no es de los entrenadores que adapta el modelo de juego a sus jugadores, sino que son los jugadores los que se tienen que adaptar a la forma de entender el fútbol de Marcelo. Y ese es el primer gran reto del `Loco' cuando llega a un equipo: enamorar a sus jugadores con su ideario, que todo el equipo lo interiorice, que crean en él y vayan a muerte hasta el final con un fútbol diferente.

Bielsa propone un modelo de juego cuyo desgaste físico es tremendo, ya que las persecuciones a todo campo son constantes y ningún jugador puede estar parado. Pero no se puede analizar el fútbol sin analizar la gestión de grupo, uno de los puntos fuertes del entrenador del Athletic.

Cuando llega a un club, el argentino propone un modelo de juego poco común y que los jugadores desconocen, y lo hace con la total convicción de que saldrá bien y que optimizará el rendimiento de sus jugadores -muchos de ellos han explotado este año y han pasado al siguiente nivel- durante la temporada. El Athletic necesitaba ese giro en su modelo de juego, que transmitía desconfianza a pesar de hacer buenas campañas ligueras. Cuando un entrenador llega y hace jugar a los que antes tan solo lanzaban el balón lo más lejos posible, cuando un entrenador le pide a los medio centros que sean protagonistas con balón y no meros espectadores del juego directo de la defensa al delantero y que solo se activan para cazar la segunda jugada, los jugadores empiezan a sentir nuevos retos y ganas por las que jugar y hacerlo bien. Es una forma de ganar frescura mental, porque todos estamos más dispuestos cuando lo que hacemos nos motiva y lo disfrutamos. Las primeras derrotas no duelen ni generan desconfianza porque disfrutas, tú crees en ti, tú eres un equipo dominante y tú sabes que al final acabará saliendo cara.

Otro de los aspectos diferenciales en la gestión de grupo de Bielsa es el rechazo a las tan sobrevaloradas rotaciones. Bielsa apuesta por los jugadores que más rinden, que más nivel tienen, que mejor entienden los propósitos del juego colectivo y que más pueden hacer la diferencia, lo que acaba creando un `núcleo duro' y que los jugadores pasen a ser guerreros, gente que sabe que cada partido es una batalla en busca de ganar la guerra final. No se menosprecia ninguna competición, ningún partido y a ningún rival, y se trata de competir de igual a igual en cada torneo -el equipo se dejó llevar en Liga cuando no alcanzó para competir por Champions League, pero llegó a dos finales-. Esta apuesta por un once genera tres cosas evidentes: la primera, como líder de grupo, contar con la confianza de tus mejores jugadores, que saben que siempre juegan. La segunda, confianza en el juego, ya que saben que un error no les penalizará ni les hará pasar al ostracismo, porque si juegan de la forma que el entrenador les pide volverán a repetir en el once. Y la tercera, calidad e intensidad en los entrenamientos, saben que no se jugará porque `toque jugar' sino porque te lo vas ganando día a día con rendimiento y motivación. El que no aguanta, se cae, y si no trabaja no jugará ni un minuto.

El fútbol de Bielsa no tiene secretos. En defensa, línea adelantada y pressing intensivo con marcajes mixtos que generan largas persecuciones y, en ocasiones, jugadores que acaban en zonas antinaturales. Pero el objetivo siempre es la recuperación de balón y, cuanto antes, mejor. Por eso es habitual que la línea de cuatro defensas muchas veces sea de tres con uno de los centrales saliendo a los jugadores que quedan entre líneas para que estos no puedan recibir y el rival tenga que salir jugando directo o dando un pelotazo, que se llevará el Athletic, para empezar a jugar y tener la iniciativa con balón. Cuando se recupera el balón, el objetivo es siempre batir líneas y que no haya pases innecesarios. Si recibe un defensa, el próximo que tiene que recibir es un centrocampista y, si lo hace, el siguiente un delantero. Batir líneas rápidamente para que el rival no tenga tiempo a organizarse y poder atacar en superioridad. Para conseguirlo, Bielsa propone constantes desmarques de ruptura, a la espalda de los rivales, para acumular jugadores en el ataque y poder finalizar rápido. Es habitual que el Athletic acabe jugadas con disparos lejanos para, así, cuando haya que defender lo hagan todos juntos y no haya desorganización.

El objetivo es evitar que haya transición ataque-defensa, porque con balón acumula muchos jugadores por delante y sufre si pierden la pelota. Las jugadas se automatizan demasiado y la duda que se plantea es cuál será la evolución en el juego, y si ya lo hemos visto todo en este Athletic de Marcelo Bielsa.

La renovación del entrenador del Athletic es algo que hay que celebrar, y más en un equipo cuyas posibilidades de reforzarlo se basan casi exclusivamente en la cantera. El estilo Bielsa es diferente, y el Athletic tiene que intentar coordinar la cantera al juego del equipo, buscando jugadores de la casa que respondan al perfil de los jugadores con los que cuenta el primer equipo, y que tan bien desarrollan la idea que quiere su entrenador.

La evolución no debe preocupar, porque con tiempo y entrenamientos de calidad el equipo aumentará su coordinación colectiva, aprenderá a cambiar el ritmo durante el partido, a saber cuándo es mejor la pausa que la velocidad, y a encontrar variantes de ataque más allá de Llorente de espaldas a portería y las largas conducciones de Iker Muniain. El equipo seguirá aumentando la confianza en su modelo, seguirá interiorizando su forma de jugar y seguirá dominando en los partidos al tiempo que corrige su déficit en transición defensiva.

A veces, cuando mejor se ataca menos jugadores se necesitan para hacerlo, y así estás más preparado para defender mejor. El cambio de juego del Athletic desde que llegó Bielsa ha sido drástico y merece y necesita una adaptación para afianzarse.

El Athletic tiene margen de mejora y está cerca de poder ser considerado un equipo grande de Europa. Porque un equipo grande no es el que gana una competición, sino el que durante todo el año es capaz de competir por todo lo que juega. Un equipo grande es el que juega el máximo número de partidos que puede jugar durante una temporada, y eso estuvo a punto de ser el Athletic. No lo hizo porque se dejó llevar en Liga durante la recta final y no tenía objetivos concretos que batir dentro de esa competición, pero el mérito de llegar a la final de Copa y de la Europa League hablan de la tremenda capacidad competitiva del equipo.

Las finales se perdieron porque el equipo llegó físicamente y mentalmente agotado por varios factores; el cambio drástico en el juego y la nueva complejidad generan un desgaste cognitivo terrible, y la cantidad de partidos y minutos que acumularon los hombres clave del equipo hicieron que las piernas pesaran. La lesión de Llorente y las molestias de Muniain mermaron mucho a un equipo muy dependiente del delantero centro -en ataque se ordena a través de él-, pero todo esto es fácilmente corregible.

En este primer año el equipo consiguió su primer objetivo: desarrollar de forma eficaz el modelo de juego que proponía Bielsa. Conseguido esto, la temporada que viene se plantean otros objetivos que pueden hacer pasar al Athletic al siguiente nivel. Uno de ellos es conseguir que el equipo llegue mejor a la recta final del año. Será difícil repetir un final peor, porque el equipo ya ha adquirido el modelo de juego, ya se desarrollará de forma más natural, ya será un hábito hacer ciertas cosas a las que los jugadores no acostumbraban y, por tanto, se rebajará ese desgaste mental que tanto daño hizo al equipo. Además, habituados a la esencia, es el momento para añadir variantes que hagan que el equipo no necesite siempre dar el cien por cien para ganar; combinar verticalidad con juego horizontal para `pausar' el ritmo, por ejemplo. Y, además, irán entrando más jugadores al equipo porque cada uno sabe ya su rol y no tendrá la necesidad de jugar todos los minutos de todos los partidos para vivenciar el juego de Bielsa.

Cualquier equipo es mejor en su segundo año que en su primer año si el entrenador es de calidad, tiene una buena metodología y cree en lo que hace. No sufran por las piernas de sus jugadores, porque la preparación física no existe y el cansancio es psicológico; si el equipo disfruta jugando y tiene retos por delante nunca dejará de correr, como no lo hizo en Old Trafford. Todos hablaban de las flaquezas del Athletic cuando se llevaban 60 minutos del partido de ida contra el Schalke. Luego llegaron treinta geniales minutos y se dejó de criticar la falta de forma física o el cansancio.

En España, todos opinamos, todos criticamos. Yo, por ejemplo, llevo oyendo incensantemente desde que Nadal tenía 20 años que con el desgaste propuesto en su juego no llegaría ni a los 24. Y ahí está, preparándose para Wimbledon tras recoger su séptimo Roland Garros. Así que abran las puertas, que llega el Athletic de Bielsa 2.0.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo