BOBADAS ALPINAS | Kike de Pablo, alpinista
Onhe dich
La montaña como lugar extremo. La cumbre siempre fue asociada a la morada de los dioses. Numerosos Olympos a lo largo de la historia. El mítico monte Meru (el Kailash actual como símbolo) como punto de unión de la Tierra con el Cielo; un lugar «que ha de existir de forma humana y material, de lo contrario nuestra situación sería sin esperanza», se dice en Mount Analogue. Moisés no fue llamado por su Adonai al fondo de un valle ni al interior de profunda sima y tuvo que escalar esforzadamente el monte Sinaí.
Aunque el lugar de lo demoniaco ha sido asignado desde siempre a las profundidades, lo innombrable acecha también en las desconocidas y tormentosas cumbres. El compositor ruso Modest Mussorgsky evoca en su poema sinfónico ‘Ivanova noch´na Lisoy gore’ (Noche de San Juan en el Monte Pelado), inspirado en un cuento de Gogol, un akelarre de las fuerzas del mal, allá en lo alto.
¿Qué representa la dimensión vertical en el imaginario simbólico humano? Quizás la fuerza de la gravedad nos singulariza a lo largo de dicha dimensión. Veo en ‘Desnivel’ un enlace a un curioso video musical del grupo alemán Rammstein, en el que los miembros del grupo inician una ascensión de montaña, uno de ellos cae y queda malherido, pero después de atenderle siguen con el ascenso. La letra del tema «Onhe dich» (Sin ti) parece más bien historia de desamor con toque de balada, extraño a la energía desarrollada por este, profano donde los haya, grupo de «metal industrial». Un lugar para todos en las cumbres.