Los rebeldes armados sirios no pueden, por sí solos, vencer al Ejército de al-Assad
Tras la suspensión de la misión de los observadores de la ONU, la oposición siria ha redoblado sus llamamientos a una intervención militar extranjera. Y es que el propio Ejército Sirio Libre reconoce que no tiene capacidad para vencer militarmente al régimen.
Serene ASSIR (AFP) |
Expertos occidentales y rebeldes sirios aseguran que el Ejército Sirio Libre (ESL), compuesto originariamente por desertores, habría ganado en organización y estaría llevando a cabo una guerra de guerrillas con el apoyo creciente de combatientes civiles, pero reconocen que no tiene ni armas ni estructura para vencer al régimen.
«El Ejército regular sirio tiene un millón de hombres en la reserva, civiles con entrenamiento militar. Y cada vez son más los que se suman a la revuelta armada», asegura Riad Jahwaji, director del Instituto de análisis militar para Oriente Próximo y el Golfo Pérsico (Inegma).
Y el ESL, que contaría con miles de combatientes, estaría cada vez mejor organizado. «Los pequeños grupos armados sin contacto entre ellos han sido sustituidos por escuadrones más amplios», confirma Ahmed al-Jatib, un militante de Damasco que ha participado en los esfuerzos por unificar el ESL y animar las deserciones.
Comandos unificados
Los combatientes de los bastiones rebeldes claves han sido reagrupados en comandos unificados. «No hay un mando único, pero las unidades situadas en las distintas partes del país pueden comunicarse entre ellas».
«Los combatientes del ESL no están bien armados, pero la población les alimenta y les esconde», asegura Jahwaji. En esa línea, «operan en un entorno hospitalario», al contrario que el Ejército regular, que «debe hacer frente a una creciente hostilidad» de la población.
Nasser Nahhar, comandante de una unidad que opera en los alrededores del barrio Baba Amr de Homs (centro), confirma que «la mayoría de los combatientes armados son actualmente civiles (...) Habríamos querido derrocar al régimen pacíficamente, pero ha sido imposible».
Con todo, reconoce que «cada día que resistimos es una victoria, pero el Ejército de al-Assad es superior. Tiene carros de combate y helicópteros, mientras que nosotros solo tenemos armas ligeras».
Por tanto, el ESL ha optado por tácticas guerrilleras. «Tendemos emboscadas al Ejército o les atacamos con lanzagranadas antes de replegarnos».
«El objetivo principal del ESL es acosar el Ejército hasta agotarlo», declara Elias Hanna, un exoficial libanés y actualmente profesor de geopolítica en la Universidad Americana de Beirut. «Cuanto más acosas a las tropas regulares, más debilitas su moral y animas a las deserciones», asegura, para reconocer que «pese a ello, los rebeldes no pueden seguir así mucho tiempo». «Sin una decisión regional clara para suministrar al ESL los medios que necesita (...) los rebeldes no podrán pasar de nivel de lucha», insiste.
Estos últimos se muestran resignados y pragmáticos. «No tenemos necesidad de ganar, nos basta simplemente que el Ejército del régimen pierda», concluye el comandante Nahhar.
La oposición siria pidió a la ONU que envíe cascos azules armados a Siria y que vote una resolución que obligue al régimen a terminar con la represión después de la suspensión de su misión debido a la «escalada de violencia».
En un comunicado, la principal coalición de la oposición, el Consejo Nacional Sirio (CNS), pidió a la ONU que «adopte rápidamente una resolución en virtud del capítulo VII (de su Carta) para armar a los observadores, que podrán así cumplir su tarea en materia de seguridad, y para obligar al régimen a cesar las matanzas y aplicar el plan de Kofi Annan». Se mostró estupefacto por la decisión del jefe de la misión, Robert Mood, que criticó la falta de voluntad del Gobierno y la oposición para lograr una salida política a la crisis.
La demanda del CNS se produjo en vísperas de la apertura de la cumbre del G20 en México, en la que Siria tendrá un lugar al margen de la agenda oficial, ya que el presidente estadounidense, Barack Obama, tiene previsto reunirse con sus homólogos ruso, Vladimir Putin, y chino, Hu Jintao. La Casa Blanca calificó de «crítico» el momento actual e indicó que consultaba con sus «interlocutores sobre las próximas etapas». GARA