El régimen de los Saud enterró a última hora de ayer al príncipe heredero Nayef ben Abdel Aziz, muerto a la edad de 79 años, y debatía la designación de su sucesor entre sus hermanos, según las reglas de esta gerontocracia árabe.

El cadáver del príncipe heredero, que falleció el sábado en Suiza, llegó a mediodía de ayer el aeropuerto internacional de Jeddah y fue transportado por carretera hacia la Meca, donde le esperaban el rey Abdallah y los altos dignatarios del régimen sátrapa saudí.

El actual ministro de Defensa, el príncipe Salmane ben Abdel Aziz, de 76 años de edad, que aparece como el sucesor más probable del fallecido príncipe Nayef, estaba a la cabeza de los dignatarios que rindieron los últimos honores al difunto.

Muchos jefes de Estado del mundo, entre ellos el rey español Juan Carlos I, tenían previsto asistir a las exequias. Entre ellos se contaban los monarcas del resto de las satrapías del Golfo Pérsico y el presidente turco, Abdullah Gul. Solo estos últimos acudieron a la Meca, pues los no musulmanes no están autorizados a entrar en el primer lugar santo del islam, en el oeste del país.

El príncipe Nayef, hermanastro del rey Abdallah, murió por «problemas cardíacos» mientras se hallaba en Suiza, en la residencia de su hermano, el príncipe Sultan, un octogenario muerto en octubre de 2011.

La muerte de dos príncipes herederos en el espacio de ocho meses ilustra el envejecimiento de la dinastía de los Saud, que va a tener que designar a un nuevo sucesor del rey Abdallah quien, a la edad de 88 años, apareció el sábado en televisión encorvado y ayudándose con un bastón para estar erguido.

Atención al número tres

«La sucesión inmediata no es difícil, ya que el príncipe Salmane está en todas las quinielas», asegura Jane Kininmont, de la Chatham House de Londres.

La designación corre a cargo del «Consejo de Leales», creado en 2006 para institucionalizar el proceso de transición. Formado por 35 príncipes, está presidido por el jefe del clan de los al-Saud, el príncipe Mechaal ben Abdel Aziz, hermanastro del rey Abdallah. Este último debe informar al citado consejo sobre su propuesta de decisión.

Hasta ahora, cinco hijos del fundador de la dinastía, el rey Abdel Aziz, se han sucedido al frente del régimen desde su muerte en 1953, en virtud de la regla de sucesión horizontal.

Kininmont advierte de que el mayor desafío es el traspaso del poder a la «próxima generación», en alusión a los nietos del rey. Uno de ellos podría convertirse en el futuro número tres del régimen. «No es una posición oficial, pero el que sea designado segundo viceprimer ministro será el número dos en la escala de sucesión», explica.

El paso a esa nueva generación podría exacerbar aún más las rivalidades internas, porque habría que decidir qué línea es la privilegiada entre los hijos del rey Abdel Aziz, señalan los analistas. Sea como sea, el proceso de sucesión en esta monarquía ultraconservadora, probablemente el régimen más retrógrado del mundo, seguirá siendo totalmente opaco, coinciden los analistas.