txema Azkuenaga | Portavoz del grupo municipal de Bildu
El poder absoluto de Azkuna
El autor hace balance un año después de la irrupción de Bildu en el Ayuntamiento de Bilbo. Parte de la constatación de que existen dos proyectos antagónicos de ciudad: el que defiende Bildu, por un lado, y el del tripartito PNV, PP y PSOE por otro. Critica el rodillo y la «arrogancia» de Iñaki Azkuna y enumera, aportando ejemplos, la áreas donde ese comportamiento se hace evidente. Concluye afirmando que, por encima de las dificultades, mantienen la misma convicción, ganas e ilusión.
Ha pasado un año desde las elecciones municipales y es momento de hacer balance del trabajo realizado en estos meses. Bildu irrumpió con fuerza en el escenario político e institucional con una clara oferta a la sociedad: liderar e impulsar la transformación política y social en Euskal Herria. Y en esa dirección hemos trabajado durante este primer año en el Ayuntamiento de Bilbo, con la legitimidad que otorga el apoyo social recibido.
El momento político plantea la necesidad de una manera diferente de hacer política. Y con ese claro objetivo estamos afrontando esta legislatura, conscientes de que íbamos a encontrar obstáculos y resistencias importantes por parte de quienes, entonces y ahora, no acaban de asimilar y aceptar la irrupción de Bildu como opción política fundamental.
Y lo hemos podido comprobar en estos doce meses. Son tiempos nuevos, pero algunos añoran las viejas formas de hacer política, las políticas del ordeno y mando. Y eso ha sido precisamente la característica fundamental de la forma de actuar del equipo de gobierno, emborrachado de mayoría absoluta.
Le recordamos al Sr. Azkuna lo dicho por él, tras su victoria electoral, de 22 de mayo de 2011, de que iba a gobernar con humildad. Nada más lejos de la realidad, ya que su mayoría absoluta la ha convertido en Poder absoluto, igual que el PP en el Gobierno del Estado español.
Un poder absoluto y un rodillo que se ha cebado, fundamentalmente, contra nuestro grupo político, al que ha tratado de marginar en los debates plenarios. Sirva como ejemplo el hecho de que Bildu ha sido el único grupo político al que se ha prohibido debatir una moción, una relativa a la central nuclear de Garoña, y que la mayoría absoluta de Azkuna ha posibilitado que se apruebe una única moción (parque eólico de Ganekogorta) de las cerca de cuarenta presentadas en el presente curso por Bildu.
Asimismo, tal es su arrogancia que, un año después, aún no ha sido capaz, o no ha querido, presentar su Plan de gobierno para esta legislatura (en la página web municipal aún está el de la pasada).
En este año, se han puesto de manifiesto los dos proyectos de ciudad y de sociedad, antagónicos, que defendemos Bildu, por un lado, y el tripartito formado por PNV, PP y PSOE, por otro. Aldekoa no se cansa de repetírnoslo en los plenos. Y tiene razón, porque nosotros y nosotras no compartimos, para nada, ese modelo de ciudad que nos venden, basado en la especulación y el ladrillazo, y que es, precisa- mente, el que nos ha conducido a la grave crisis económica actual, y al rescate millonario de la banca con el dinero de todos y todas.
Lo han dicho por activa y por pasiva: «no queremos tocar ni limpieza, ni basuras, ni alumbrado». Es decir, un modelo de ciudad que prioriza el «déficit 0» por encima de las personas y sus necesidades, y en el que los recortes se acumulan unos detrás de otro: Jolastu parkean, clases de euskara en Otxarkoaga, la mitad del servicio de las ambulancias municipales, las clases de apoyo a menores con necesidades especiales, el Servicio Municipal de Inmigración; ¿alguien conoce alguna medida contra el despilfarro, el importante número de cargos a dedo en el Ayuntamiento y en las empresas municipales o los elevadísimos sueldos de la corporación?
Y por si esto fuera poco, las privatizaciones aumentan, y este año el albergue juvenil, la gestión del fondo de bibliotecas o la de la zona de caravanas de Altamira, esta última próximamente, se suman a la larga lista de servicios públicos privatizados.
Un modelo de ciudad que aboga por la liberalización total de horarios en el comercio, apoyado, ante la falta de argumentos, en equivocados y populistas discursos de evidente tono xenófobo, y que puede suponer el fin del pequeño comercio de barrio en beneficio de las grandes cadenas comerciales.
Un modelo de ciudad en el que la brecha entre el centro de la ciudad y los barrios cada vez es mayor, afirmación que se confirma en el recientemente publicado Estudio de Percepción de la ciudadanía del Ayuntamiento de Bilbo, en el que un 40% de la población considera que las necesidades de los barrios no se atienden de forma equitativa (frente a un escaso 28,8% que está satisfecho), descontento que, en el caso del distrito de Errekalde se eleva hasta el 50%.
Descontento este que mucho tendrá que ver con la nefasta gestión que el PNV, con el inequívoco apoyo de PP y PSOE, hicieron de Kukutza y que volvieron a repetir meses después con la muerte violenta de Iñigo Cabacas. En ambas cuestiones se equivocaron al apostar por la fuerza bruta y la violencia desproporcionada e injustificada (no lo decimos nosotros, lo dice el Ararteko). Esperamos y trabajaremos para que en Uribarri no se vuelva a repetir un esquema similar y, sobre todo, para que el Ayuntamiento reconozca de forma oficial que a Iñigo Cabacas lo mató un pelotazo disparado a bocajarro por la Ertzaintza (tal y como lo han hecho de forma unánime las Juntas Generales) y repare el daño causado con su actitud a la familia.
Un modelo de ciudad que desprecia la participación ciudadana, cuestión importante a la que Azkuna y su gobierno otorgan un papel de convidado de piedra en su quehacer diario, y que si se le hubiera otorgado el valor que le corresponde nos hubiera evitado, entre otras muchas cuestiones, el bochorno de la central térmica de Sarriko que apareció de la nada.
Un modelo de ciudad que no tiene ningún aprecio por el euskara y la cultura vasca. Vemos con vergüenza que, un año más, el Ayuntamiento de Bilbo encabece el listado de municipios que vulneran los derechos lingüísticos de los euskaldunes.
En estos meses hemos intentado poner las bases y desarrollar propuestas de cambio desde diferentes ámbitos. Impulsamos una forma diferente de hacer política, frenando macroinfraestructuras injustificadas como la central térmica de Sarriko y el derroche de recursos públicos. Priorizamos las necesidades sociales frente a intereses privados. Para Bildu la sociedad es la prioridad, y más en estos tiempos difíciles en los que se está haciendo pagar la crisis del sistema a la clase trabajadora, la juventud, las mujeres,... a los sectores más débiles. Por eso les situamos en primera línea de nuestra intervención y así será a futuro.
Mantenemos las líneas de intervención que marcamos desde el comienzo: impulso de cam- bio del modelo político y económico, frente a la privatización de los servicios públicos defensa del sector público, incidir en políticas de protección social, reforma de las ordenanzas fiscales (más justas y que pague quien más tiene), transparencia en la gestión de los recursos públicos,...
A futuro hay retos importantes sobre la mesa. Las bases del cambio están planteadas y en los próximos años tenemos intención de profundizar y consolidar el camino que hemos emprendido. Y en esa perspectiva de transfor- mación política y social cuestiones como la construcción de la ciudad a escala humana y pensada desde los barrios hacia el centro y no al revés, así como el euskara, la igualdad de género, la pluralidad y la participación social van a ser ejes de nuestra intervención.
Queremos construir nuestra ciudad. Hace un año asumimos con ilusión y ganas una importante responsabilidad política e institucional y nos mantenemos con la misma convicción para continuar este trabajo... por encima de cualquier dificultad.