Alas 11.30 de hoy, en el Palacio Ibaigane. La hora y lugar de la largamente esperada comparecencia pública del presidente del Athletic, Josu Urrutia, sobre todo porque no habla para los medios de comunicación desde el 24 de abril, y porque sobre su mesa no cesan de amontonarse asuntos y rumores. Con la renovación de Llorente en punto muerto, las de Amorebieta o Susaeta en puertas, el fichaje de Aduriz al caer, los globos sonda de Mikel Rico o Beñat, las halagadoras ofertas por Javi Martínez, el `plan renove' al organigrama de la cantera, el arranque de la pretemporada con Lezama en obras, incluso ya la lejana confirmación de Marcelo Bielsa por un año más, el presidente rojiblanco tiene demasiados interrogantes para responder. En estos dos meses en los que se ha mantenido en silencio, con dos finales de por medio, polémicas incluidas con la de Madrid, y últimamente las consabidas serpientes de verano, el presidente del club ha tenido que escuchar y leer severas críticas hacia, precisamente, ese mutismo suyo y del propio club, no hacia la masa social rojiblanca, sino para con la prensa. Acertada o no, ha sido la política comunicativa de esta junta desde incluso la precampaña. ¿Realmente el socio, la afición rojiblanca, está tan preocupada y de ahí molesta por el silencioso Urrutia? Como alguien escribió hace poco al hilo del relevo de Guardiola, «Tito no seducirá en las salas de prensa como lo hacía su antecesor y amigo, pero su misión no es agradar al periodismo».