La semana pasada, la presidenta del Gobierno navarro, Yolanda Barcina, anunciaba sus nuevas medidas de recorte para cumplir un déficit que Madrid ha impuesto y, visto lo visto, nadie más tiene intención de asumir.

Barcina destacaba que había que recortar 132 millones de euros al ya recortado presupuesto, pero no decía de dónde. Únicamente, anunciaba a bombo y platillo que el Gobierno iba a renunciar a las entradas que tenía en El Sadar, en Baluarte y en el Gayarre. Y en la Plaza de Toros. Para ahorrarse 120.000 euros. A menos de un mes de sanfermines. El estresante calendario presanferminero obliga y, del mismo modo que el que no haya reservado ya para almorzar el día 6 se las va a ver y desear para encontrar una mesa, los abonos de la Plaza de Toros para la feria de este año ya han tenido que ser pagados. Las cuentas del Gobierno navarro no las sabe ni el PSN, pero distintas fuentes apuntan que las entradas al apartado, palcos y demás suponen más de 6.000 euros.

Es un dinero que la Casa de Misericordia ya ha cobrado este año. Seguramente, a la entidad de beneficencia le vendrá este dinero estupendamente para atender a las personas de avanzada edad de Iruñea. No es plan ahora de devolver las entradas y que la Misericordia reingrese el dinero a las arcas públicas. Total, teniendo en cuenta que, pese a la que está cayendo, ayer se aprobó otorgar la concesión de un nuevo tramo del TAV entre Castejón y Cadreita por 28,5 millones de nada, desde aquí sugerimos que no devuelvan esas entradas, ya que el perjuicio a la residencia de ancianos será mayor que la demagogia populista que se calzan.

Así, si quieren hacer un verdadero gesto para la galería, ¿por qué no renuncian a esas entradas y las distribuyen entre parados a los que les han recortado las prestaciones? ¿O entre quienes acuden a los comedores sociales de la ciudad? ¿O entre los estudiantes de la UPNA que van a tener que pagar más tasas? ¿O entre quienes vamos a tener que pagar más por los medicamentos? Dicho de otra manera, entre la ciudadanía que sufre los recortes. Así, igual se ahorran la pitada.