homenajes diferentes a víctimas de la violencia
Tímido acto de Lakua en honor de víctimas de la violencia estatal
Fue anunciado y convocado como la presentación de un documental sobre estas personas y el propio carácter del acto y la representación institucional estuvieron muy lejos de los homenajes a las víctimas de ETA.
GARA | BILBO
Se había anunciado públicamente como la presentación del documental «Por quién no doblan las campanas» que, realizado por ETB y dirigido por Maite Ibáñez, recoge testimonios de víctimas de la violencia estatal. Pero ya en las primeras informaciones pasó a tener carácter de acto de reconocimiento del Gobierno de Lakua y las instituciones autonómicas a estas víctimas, en un contexto marcado por el decreto recién aprobado y la ponencia constituida el pasado año en el Parlamento. Y ese fue el tono que adquirieron finalmente los discursos de la consejera de Justicia, Idoia Mendia, y del parlamentario del PNV Iñigo Iturrate.
Al acto, organizado en la sala Multibox de la sede de EiTB en Bilbo, acudieron familiares de los damnificados por esta violencia entre los años 1960 y 1978. Tomó la palabra Inés Núñez de la Mata, hija de Francisco Javier Núñez. Su padre recibió la paliza de un policía por estar junto a una manifestación pro amnistía en 1977. Cuando salía de poner una denuncia en el juzgado, fue secuestrado por «incontrolados» que le obligaron a beber aceite de ricino y coñac en grandes cantidades. Murió al cabo de unos días.
Inés Núñez agradeció que «se reconoce, por fin, que el sufrimiento de estas personas fue injusto, que sus derechos humanos fueron vulnerados y que lo fueron en un contexto de motivación política». Pero también añadió que «los hechos no han sido debidamente investigados y los autores no han recibido el debido castigo».
Y afirmó que este reconocimiento que empieza a encontrar aquí debería extenderse al Gobierno español. «Ese reconocimiento y reparación entra dentro no sólo de sus competencias, sino de sus obligaciones». Porque, según señaló, el poder público «debe cumplir con su obligación de proteger el derecho la vida y a la integridad física y moral de las personas».
Inés Núñez de la Mata aseguró que, para ella, ha sido «muy impactante descubrir que el propio Estado y las fuerzas del orden, que estaban ahí para cumplir la ley, fueran las que, precisamente, la infringieran».
Sacar del olvido institucional
El documental «Por quién no doblan las campanas», elaborado por ETB bajo la dirección de Maite Ibáñez, recoge la historia de nueve víctimas de la violencia estatal.
La representación institucional que acudió al acto evidenciaba que se trataba de algo más que una presentación. En las instalaciones de EiTB estuvieron, además de afectados, el presidente del TSJPV, Juan Luis Ibarra; la viceconsejera de Justicia, María Victoria Cinto; el presidente del BBB del PNV, Andoni Ortuzar; el portavoz del PSE, José Antonio Pastor; el Ararteko, Iñigo Lamarca; y los parlamentarios Aintzane Ezenarro, Mikel Arana, Juanjo Aguirrezabala, entre otros
La consejera de Justicia, Idoia Mendia, asumió que el reconocimiento llegaba tarde, después de décadas de olvido institucional. Defendió el decreto aprobado por su Gobierno y señaló que «los derechos de estas víctimas fueron vulnerados en condiciones de impunidad y con clara intencionalidad política entre los años 1960 y 1978».
Afirmó que no hay que tener «miedo» a «reconocer los excesos cometidos por funcionarios públicos en esa etapa predemocrática» porque, a su juicio, será «la mejor manera de consolidar un discurso de deslegitimación radical de la violencia que evite su justificación sobre la base de espacios de impunidad en la sociedad vasca». Apuntó que «actos como éste pretenden dar la voz a los que han estado mucho tiempo en silencio».
El Parlamento de Nafarroa rindió homenaje a las víctimas de ETA en un acto celebrado en el atrio de la Cámara, donde se colocaron 42 velas y se guardó un minuto de silencio.
Los diez diputados y senadores de Amaiur celebraron un acto en la Casa de Juntas de Gernika, donde expresaron su «más sincero pesar» y su reconocimiento a las víctimas de «todas las manifestaciones de violencia» que ha habido en las «últimas décadas».
Bajo al Árbol de Gernika, «lugar emblemático y uno de los símbolos de las libertades y derechos del pueblo vasco», los representantes de Amaiur en el Congreso Rafa Larreina, Maite Aristegi y Jon Iñarritu, junto al senador Urko Aiartza, leyeron un texto en euskara, castellano, inglés y francés, en el que remarcaron que el diálogo y el acuerdo son las «únicas vías válidas» para la resolución del conflicto. Por ello, reiteraron su compromiso con los medios democráticos y pacíficos para resolver las diferencias políticas.
La coalición soberanista recordó que hace suya la Declaración de Aiete, y trajo a colación especialmente su tercer punto, «en el que se insta a todos los agentes, instituciones y formaciones políticas y sociales a que adopten pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocimiento, compensación y asistencia a todas las víctimas, además de reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales».
Amaiur explicó que no tomaron parte en el acto del Congreso por considerar que «no reconoce todo el sufrimiento habido en nuestro país» y que, por tanto, «no reconoce a todas las víctimas».
Y recalcó que uno de sus principales objetivos es la construcción de la paz, «una paz en la que todos los ciudadanos vascos se sientan partícipes y en la que todos nos sintamos vencedores». GARA
Por tercer año consecutivo, el Congreso español celebró su homenaje a las víctimas de ETA, limitando expresamente su recuerdo a quienes sufrieron la violencia de la organización armada y rechazando la «equiparación» a otros damnificados. Así lo expresó Jesús Posada, presidente de la Cámara, durante el discurso que antecedió al minuto de silencio guardado en el interior del hemiciclo. Tal y como él mismo señaló, el acto se celebra en esta fecha por coincidir con la muerte de Begoña Urroz, una recién nacida donostiarra que perdió la vida por la explosión de una bomba en 1960 y a la que se trata de situar como primera víctima de ETA, a pesar de que está confirmado que ese atentado no fue realizado por la organización vasca.
El Gobierno español había tratado de centrarse en la ausencia de Amaiur. Pero el acto tampoco contó con la presencia de las principales asociaciones de víctimas, que mantienen su alianza con el ala derechista del PP. Ni AVT ni Voces contra el Terrorismo ni Covite participaron en el homenaje.
En su declaración institucional, Posada mostró su rechazo a lo que denominó «equiparación moral o política entre víctimas y verdugos». El presidente del Congreso se refería de este modo a las críticas lanzadas por Amaiur hacia un acto que únicamente tomaba en consideración a los damnificados por una de las violencias, la ejercida por ETA. Además, Posada insistió en la «condena radical y sin paliativos de cualquier acto terrorista o de exaltación o enaltecimiento de los terroristas».
Finalmente, alabó el «ejemplo» de las víctimas de ETA en lo que calificó de «triunfo» de «los valores democráticos». «No nos hemos plegado a las exigencias de los asesinos y, en esta resistencia al ataque del terrorismo, la contribución de las víctimas ha sido fundamental. Su serenidad, su fortaleza, valentía y altura de miras han sido ejemplo para todos los españoles», aseveró.
El acto, que contó con la presencia de representantes políticos, policiales, militares y judiciales -entre los que se encontraba Rodolfo Ares, consejero de Interior del Gobierno de Lakua-, fue boicoteado por las principales asociaciones de víctimas de la violencia de ETA. La AVT, mayoritaria, argumentó posteriormente que no había enviado ninguna representación debido a la decisión del Congreso de no permitir que ninguno de sus portavoces tomase la palabra. Quienes sí que estuvieron fueron la Federación de Asociaciones Autonómicas de Víctimas y la Fundación de Víctimas, representada por su presidenta Maite Pagazaurtundua. A.PRADILLA