Tras el cese del vicepresidente del Gobierno de Nafarroa, Roberto Jiménez y la consiguiente ruptura del ese Gobierno, la salida del consejero de Economía y Hacienda del mismo hizo más patente la deriva del Ejecutivo de Yolanda Barcina. En esa situación de «desgobierno», tal y como asegura gran parte de la oposición, el Parlamento debatirá la iniciativa para pedir a la presidenta que se someta a una cuestión de confianza que no sería de extrañar que saliera adelante, toda vez que cuenta con el apoyo de la mayoría. Una iniciativa que es reflejo de la preocupación que provoca un Gobierno en minoría cuyas políticas están afectando gravemente a todos los sectores de la sociedad navarra. Ayer EA, Aralar y la izquierda abertzale pedían la convocatoria de nuevas elecciones ante la falta de legitimidad de ese Gobierno. Pero, además, la grave situación exige que se haga cuanto antes, y no para formar otro Gobierno en mayoría que apueste por el mismo modelo que este, sino precisamente para cambiar ese modelo que, en lo que a los intereses de la inmensa mayoría de los navarros se refiere, ha fracasado estrepitosamente. Algunas fuerzas del herrialde no tienen ninguna duda de ello. El PSN, que hasta hace poco ha compartido no solo Gobierno, sino también ese modelo con UPN, debería ir definiendo su postura al respecto.