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Una histórico apretón de manos con visión de futuro entre McGuinness e Isabel II

El histórico apretón de manos entre el viceministro principal norirlandés, Martin McGuinness, y la reina británica, Isabel II, pasará a la posteridad como una decisión en interés de la resolución del conflicto, la reconciliación nacional y los objetivos republicanos.

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La reina Isabel II y el antiguo miembro del IRA y actual viceministro principal del Gobierno de unidad del norte de Irlanda, Martin McGuinness, estrecharon ayer sus manos hasta en dos ocasiones, primero en privado y luego en público, una imagen difícil de imaginar hace unos años. La de ayer fue la primera reunión de la historia entre un soberano británico y un representante de Sinn Féin y se celebró catorce años después de la firma del Acuerdo de Viernes Santo, en virtud del cual el IRA puso fin a su lucha armada contra el dominio británico en el norte de Irlanda, un conflicto que causó la muerte de alrededor de 3.500 soldados y civiles, incluida la de un primo de la reina.

Pese a algunas voces opuestas a este gesto de reconciliación, tanto de disidentes del IRA como de víctimas de la organización, la gran mayoría de los políticos norirlandeses apoyaron el encuentro, que a juicio de muchos demuestra la madurez del proceso político norirlandés, en el marco del cual lo situó Sin Féinn.

El propio presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, reconoció esta semana que el encuentro podría acarrear dificultades entre sus simpatizantes, algunos de los cuales han calificado de «traidor» a McGuinness. Adams destacó que el saludo entre ambos permite llevar «a un nuevo plano» los esfuerzos de Sinn Féin por construir nuevas relaciones, tanto en Irlanda como en Gran Bretaña. «Creo que la gran mayoría de unionistas estarán satisfechos porque saben que se ha tratado de un gesto auténtico con sentido de identidad y lealtad», dijo.

McGuinness ya se reconcilió en el pasado con el furibundo líder unionista Ian Paisley, con quien llegó a compartir el Gobierno.

McGuinness, que sigue siendo un héroe para los republicanos y un demonio para los unionistas, ha admitido que vivió en primera línea la guerra abierta contra las fuerzas británicas, pero ha asegurado que nunca mató a nadie y que abandonó el IRA en 1974.

El conflicto del norte de Irlanda ha sido siempre un asunto personal para la propia Isabel II, cuyo primo Lord Mountbatten murió en un atentado del IRA en 1979 cuando se encontraba de vacaciones en Irlanda.

«Yo represento a la gente que ha sufrido terribles años a causa de la violencia del Estado británico durante muchos años», declaró McGuinness en una entrevista en vídeo difundida el martes en la página web del periodista irlandés Eamonn Mallie. «Pero también soy suficientemente adulto para comprender que la reina Isabel también ha perdido a un ser querido y, por supuesto, que hay familiares en Gran Bretaña, madres, padres, hermanas y hermanos, hijos de personas que fueron destinadas aquí como soldados británicos que también perdieron sus vidas», añadió.

En gaélico

Un portavoz de Sinn Féin explicó que Martin McGuinness aseguró en privado a la reina que el encuentro demostraba que «la construcción de la paz» requiere «liderazgos fuertes». Ya en público, durante el segundo apretón de manos, el republicano se dirigió a Isabel II en gaélico para decirle «adiós y que Dios la acompañe».

La soberana nunca se había reunido con representantes de Sinn Féin, que ha incrementado notablemente su popularidad en Irlanda y defiende la reunificación de la isla. El partido republicano nunca ha tenido miedo a arriesgarse por la paz ni a mostrar su liderazgo, como ha puesto de manifiesto una vez más.

La complicada decisión adoptada tras consultar a sus bases refleja la confianza y la visión de futuro de Sinn Féin y muestra su compromiso con la reconciliación con el unionismo en el contexto de construcción de una nación irlandesa plural y de superación de la histórica fractura entre ambas comunidades.

2011

En 2011, Sinn Féin rechazó una invitación para estar presente durante la visita oficial de Isabel II en la capital de Irlanda, Dublín, la primera de una soberana británica desde la independencia de la república irlandesa, en 1921, por considerarla prematura.

indiferencia

La hostilidad de la comunidad nacionalista no ha alcanzado en esta ocasión las cotas de anteriores visitas, aunque la indiferencia, y hasta cierta antipatía, siguen siendo todavía la norma.

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