Presentados los dos primeros fichajes
Urrutia: «El nivel del equipo crece»
Aduriz asegura que «vengo en la mejor etapa de mi vida» e Isma López que «quiero demostrar que ya estoy preparado» para el salto.
Joseba VIVANCO
El presidente rojiblanco, Josu Urrutia, definió con acierto la presentación ayer de los dos primeros fichajes -no afirmó ni negó que fueran los últimos- del Athletic para la nueva temporada, al referirse a Aritz Aduriz e Ismael López, como «dos jugadores que vuelven a casa». Ambos, donostiarra e iruindarra, pisaron ayer por unos minutos el césped de La Catedral y el lunes se pondrán a las órdenes de Marcelo Bielsa. El primero no tiene que demostrar nada, quizá, para los más escépticos con su edad, que, como subrayó, «no vengo aquí a retirarme»; el segundo, demostrarse, primero a sí mismo, y luego a los demás que es y puede ser un jugador de Primera División y de `su' Athletic del alma. Dos fichajes que, como enfatizó el máximo mandatario de Ibaigane, «harán que el nivel competitivo del equipo aumente».
Sonriente, afable y entusiasmado Aritz Aduriz; serio, no abrumado pero sí templado, Isma López. Ambos comparecieron junto a Urrutia en sala de prensa y luego se enfundaron el traje de leones para saludar desde el verde a las varias decenas de aficionados que acudieron a su presentación.
El ex del Mallorca y del Levante, pero de corazón rojiblanco, repitió hasta cansarse lo feliz y contento que está de regresar en esta la que será su tercera etapa en el Athletic, más maduro, con más experiencia, con ganas de disputarle el puesto a Fernando Llorente, de darle una variante más a Bielsa, «orgulloso de creer que puedo aportar cosas aquí» y todo ello «en la mejor etapa de mi vida tanto personal, deportivo como mental». Y aviso a navegantes: «Ni mucho menos vengo a retirarme. Tengo intención de poder aportar mucho al club, tengo la cabeza pensando en el lunes, con muchas ganas».
Aritz es el fichaje más mediático, querido por la afición, jugador de entrega más que de goles, que tiene prisa por demostrar sobre el césped la confianza depositada de nuevo en él. Isma es una incógnita, un profano en la máxima categoría. «En su día no me negaron la posibilidad de llegar arriba, porque yo no estaba preparado», confesó ayer. «Ahora han valorado que puedo estarlo y quiero demostrarlo», añadió. Más maduro, dice él, más completo como jugador, con una autocrítica mejor enfocada y menos dañina que la que le llevó fuera de Lezama hace dos años, más cómodo sobre el campo, ilusionado de nuevo por este deporte, más feliz consigo mismo, vuelve a casa un jugador que se define polivalente, vertical, que puede jugar por fuera o por dentro, que le gusta asociarse más que meterse el gol entre ceja y ceja, y que, defendió, «quiere ser una solución más para el entrenador».