CUMBRE EUROPEA EN BRUSELAS
Roma y Madrid frenan el acuerdo sobre crecimiento
Los Veintisiete movilizarán una partida de 120.000 millones de euros que no incluye dinero nuevo, ya que utilizará fondos ya presupuestados que aún no se han gastado. Monti y Rajoy urgieron a adoptar medidas a corto plazo en la primera jornada de la cumbre reunida en Bruselas
GARA | BRUSELAS
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) iniciaron ayer en Bruselas una cumbre de dos días en la que buscarán dar un impulso al crecimiento económico y avanzar en una nueva arquitectura basada en una unión bancaria, fiscal y política.
Según explicó en rueda de prensa el presidente permanente del Consejo, Herman Van Rompuy, la cantidad de 120.000 millones del plan de crecimiento equivale al 1% de la riqueza nacional bruta de la UE. No obstante, el plan no incluye prácticamente dinero nuevo sino que se basa en el reciclaje de fondos ya presupuestados pero que todavía no se han gastado.
La dotación final del plan es ligeramente inferior a la que propusieron el Estado español, Italia, el Estado francés y Alemania (130.000 millones) en la cumbre a cuatro que celebraron la semana pasada en Roma.
Para recabar esos 120.000 millones, los Veintisiete han dibujado una hoja de ruta que incluye el uso de la capacidad prestadora del Banco Europeo de Inversión (BEI), los llamados bonos proyecto y el Fondo Europeo de Inversión, principalmente .
«No se trata solo de inyectar dinero, sino de fomentar el empleo, la actividad empresarial sostenible», sostuvo Van Rompuy, que afirmó que las inversiones «deben dirigirse directamente a los países más vulnerables».
Según el plan aprobado por la UE, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) podrá disponer de hasta 150.000 y 180.000 millones de euros a partir de comienzos de 2013. El BEI experimentará previamente una ampliación de capital de 10.000 millones de euros a refrendar por el consejo de gobernadores del Consejo de la institución antes del 31 de diciembre.
Deuda española e italiana
Asimismo, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE debatieron largamente las distintas alternativas para tratar de estabilizar cuanto antes la deuda española e italiana, medidas que fueron estudiadas por los viceministros de Economía y responsables del Tesoro de la eurozona en una teleconferencia extraordinaria convocada en paralelo al Consejo Europeo.
«Estamos financiándonos a unos precios demasiado elevados y hay muchas instituciones públicas españolas que ni siquiera pueden financiarse. Esto es el tema capital», dijo el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en la reunión del Partido Popular Europeo previa a la cumbre.
«En estos momentos el precio del crédito a España es evidentemente muy caro y yo creo que la Unión Europea y la Unión Económica y Monetaria tienen que ser conscientes de que esto es así y de que alguna decisión habrá que adoptar», reclamó el presidente del Gobierno.
Rajoy recibió el apoyo expreso del presidente francés. François Hollande reclamó «soluciones muy rápidas» para apoyar al Estado español y a Italia por considerar que ambos países «han hecho esfuerzos» y «no pueden soportar tipos de interés demasiado elevados» para financiarse.
También el primer ministro belga, Elio di Rupo, confió en que los líderes europeos adopten medidas «urgentes» que permitan aliviar la presión de los mercados sobre la deuda española e italiana, con el objetivo de evitar un «efecto dominó» que contagie al resto de la zona euro.
«España, Italia, Grecia, Chipre, Portugal, son países que viven grandes dificultades y si no se les ayuda habrá un efecto dominó para toda Europa, por tanto para nosotros mismos. Son, por tanto, medidas urgentes que espero que podamos tomar en estos días», insistió.
En el mismo sentido se expresó el vicepresidente de la Comisión y responsable económico, Olli Rehn, que señaló que esperaba que el Consejo Europeo adopte decisiones que estabilicen los mercados a corto plazo.
Sobre la mesa está la propuesta del primer ministro italiano, Mario Monti, que quiere que el fondo de rescate intervenga automáticamente comprando deuda cuando la prima de riesgo supere un determinado umbral, sin que el Estado miembro tenga que pedirlo y sin que la troika pida un plan de ajuste y reformas.
Incluso el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, que defiende que la solución a la crisis de deuda pasa sobre todo por recortes en los países con problemas, presentó una propuesta alternativa para ayudar al Estado español y a Italia a reducir sus costes de financiación.
Katainen propone que los dos países emitan bonos respaldados con activos públicos, por ejemplo patrimonio, ingresos de impuestos que se dirigirían específicamente al servicio de la deuda o capital. Es lo que hizo Finlandia cuando tuvo problemas a principios de los años 90. Si estas emisiones quedan sin cubrir o si los tipos de interés que pagan el Estado español e Italia para colocar estos bonos no bajan, entonces el fondo de rescate intervendría en el mercado primario.
La idea está a medio camino entre una mutualización de la deuda como piden los socios con mayores problemas, apoyados por París, y los eurobonos. La clave estaría en la garantía exigida a los estados, que es una de las líneas rojas que Angela Merkel parece haber llevado al Consejo Europeo. Este plan dispondría, además, de una garantía secundaria del EFSF o del ESM, que estaría disponible como recurso final.
«Puede ser una solución que reduzca los tipos de interés de España e Italia, que están en una banda alta en estos momentos», dijo el ministro finlandés de Asuntos Europeos, Alexander Stubb. Insistió en que Finlandia pretende hacer propuestas «constructivas» para ayudar a españoles e italianos y no quiere aparecer retratado, junto con Alemania y Países Bajos, como el país del `no'.
«La responsabilidad quedará en el Estado miembro, no hay mutualización de la deuda. Pero si hay problemas hay una posibilidad de respaldo europeo», dijo Stubb.
Por su parte, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, dijo en una entrevista al Wall Street Journal que aceptaría la intervención del fondo de rescate para ayudar a países que están haciendo reformas pero todavía sufren la presión del mercado. No obstante, reclama que esto se haga según las reglas vigentes, es decir, con petición formal de los estados afectados y condiciones.
También el primer ministro holandés, Mark Rutte, rechazó que se creen nuevos instrumentos para ayudar al Estado español y a Italia, aunque se mostró dispuesto a utilizar con flexibilidad el fondo de rescate, aunque eso sí, siempre con condiciones. «En última instancia, para Italia y España la única manera es apretar los dientes, reformar el mercado laboral, ahorrar e impulsar el crecimiento, como hizo Finlandia cuando tuvo problemas en los noventa», señalaba Rutte a su llegada al Consejo Europeo.
Reservas de Cameron
Entretanto, el primer ministro británico, David Cameron dejó claro que Gran Bretaña «quedará fuera» de la unión bancaria que los países del euro quieren construir para reforzar su resistencia a la crisis porque no está dispuesto a entregar «más poder» a Bruselas.
«Por supuesto que decimos a los países de la eurozona que necesitan hacer más cosas juntos para reforzar su moneda, pero Gran Bretaña se va a quedar fuera de esto», dijo a su llegada a la cumbre.
Cameron dij0 «entender y en muchas maneras compartir» la preocupación de los británicos que temen que se ceda soberanía a Bruselas y por ello subrayó que ha legislado para «cerrar absolutamente» la posibilidad de que Londres entregue poder a las instituciones europeas «sin consultar antes en referéndum».
Según explicó en rueda de prensa el presidente permanente del Consejo, Herman Van Rompuy, la cantidad de 120.000 millones del plan de crecimiento procede de distintas iniciativas previas, por lo que no puede considerarse financiación nueva.
Para solucionar de forma urgente el caso español e italiano, el primer ministro finlandés propuso que ambos estados emitan bonos respaldados con activos públicos. Es lo que hizo Finlandia cuando tuvo problemas a principios de los años 90.
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El presidente del Observatorio del Banco Central Europeo (BCE), Guillermo de la Dehesa, descartó ayer una probable ruptura del euro y advirtió de que si esto se produce «sería un suicidio colectivo de más de 400 millones de personas».
Los jefes de Estado y de Gobierno tenían previsto pedir al Estado español que amplíe la base imponible del IVA y elimine la deducción por vivienda para disminuir «el sesgo que provoca hacia el endeudamiento y el acceso a la propiedad».
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