eurocopa 2012 | España-Italia
Una final que hace justicia
Una Euro que no pasará a la historia por el buen juego, ni un equipo revelación ni un jugador estrella, premia a los dos mejores.
Joseba VIVANCO
Un España-Italia arbitrado por un árbitro portugués. Los ingredientes más parecieran los de un chiste fácil de Angela Merkel entre pasillos de cualquier cumbre económica europea que la finalísima de la Eurocopa del año de la crisis. Pero pitará el considerado mejor colegiado del contiente y viejo conocido del Athletic europeo de esta temporada, el luso Proença, y frente a frente se verán por quinta vez en una competición europea las dos mejores selecciones de esta Euro, con permiso de la Portugal de Ronaldo.
Alguien decía ayer que justo ahora cuando se empieza a ver fútbol, la Eurocopa toca a su fin. Y es que este torneo no pasará a la historia como el que desplegó un gran juego, ni siquiera entronizará a un gran futbolista porque posiblemente muchos de los mejores hayan sido defensores, y porque a no ser que Balotelli tumbe a España como hizo con Alemania, tampoco el díscolo ariete italiano saldrá mucho más reforzado en su cotización porque su trayectoria, en lo bueno y en lo malo, pesa y mucho.
Sin grandes estrellas, pero con la revalorización de jugadores como el lateral checo Gebre Selassie y su compatriota Vaclav Pilar, el centrocampista ucranio Konoplyanka, el central griego Kyriakos Papadopoulos, el delantero croata Mario Mandzukic fichado ya por el Bayern, el danés Michael Krohn-Dehli, incluso el nuevo culé Jordi Alba. Pero ningún astro que vaya a oscurecer a los demás. Una Eurocopa de la que se recordará, quién sabe, si los penaltis al `estilo Panenka', el golazo de Ibrahimovic a Francia o el no penalti de Cristiano Ronaldo. O quién sabe si el `cuerpazo' al más puro estilo Hulk de Mario Balotelli.
Quien so será recordada es la Die Mannschaft. Alemania era una de las firmes candidatas a estar en la final de Kiev. Pero a esta generación de buenos futbolistas le volvió a suceder como contra España hace cuatro años, que se topó con un equipo mejor o en mejor momento. Desde que levantara la Eurocopa en Wembley en 1996, Alemania no ha vuelto a dar una alegría a su afición, a pesar de estar cerca. Le ha vuelto a ocurrir y ya nadie recuerda aquello que acuñó Gary Lineker de que el fútbol es un deporte de once contra once donde siempre gana Alemania. Como apuntaba estos días el periodista Jesús Garrido, Alemania ha perdido el gen ganador. Alguien definía ayer de manera acertada lo sucedido en la semifinal del jueves: «Alemania es un reflejo del Bayern de esta temporada. Italia es un reflejo de la Juve. Ésa es la diferencia».
Alemania es ya historia, pero resulta difícil pensar en un `plan renove' al estilo la Naranja Mecánica. Quién sabe, quizá el campeón Borussia Dortmund pida cuentas a Joachim Löw sobre porqué sus jugadores no tuvieron mayor presencia en detrimento de los del Bayern.
Una Italia españolizada
Quien se ha renovado sobre todo en su propuesta futbolística es Italia. La obsesión transalpina de debatir sobre el número de jugadores necesarios detrás de la línea del balón, que decía Arrigo Sacchi, víctimas de ese vivir cada derrota futbolística como una tragedia, ha dado paso a una apuesta desterradora del catenaccio, que se decanta por la presión y hasta la posesión, con unos muy buenos legionarios, dos centuriones en vanguardia a cada cual más imprevisible y acaudillados por el imperial general Pirlo.
Alguno ha definido la final de mañana como un choque entre la Italia más españolizada y la España más italianizada. Una mezcla que promete. El combate entre ambos púgiles terminó con resultado nulo en el primer choque de la Eurocopa, con una Italia que sorprendió y gustó. Con el transcurso de la competición, si algo ha dejado claro la selección de Del Bosque es que le falta verticalidad, que no es que le sobre toque y posesión, sino que lo que no ha encontrado es puerta, concluir las jugadas, y no digamos efectividad, un súpergoleador que acabe las jugadas.
Por contra, los de Cesare Prandelli dejaron claro ante Alemania que arriba tienen artillería y de la buena, que te la lían a la mínima y que será difícil que España mantenga un hipotético 1-0 a favor como contra Francia. Los azzurri solo han hecho cuatro goles, pero han tirado 87 veces a gol, 50 entre los tres palos; cifras muy por encima, por ejemplo, que las que presenta la ofensiva Alemania.
Italia está on fire, que dicen los ingleses cuando algún jugador está enchufado, caliente. España está «al límite», como dijo Vicente Del Bosque tras la larga y extenuante semifinal ante Portugal. Lo cierto es que en esta Eurocopa se empieza a acusar el cansancio de una larga temporada y España lo ha notado. También los italianos, según dijo su técnico, aunque no se les notara tanto. Los españoles tendrán un día más de descanso, algo injustamente ventajoso, pero como dijo ayer Del Bosque, la final está al 50%, no hay un favorito claro. Eso sí, Balotelli prometió 4 goles. J.V.