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Morsi jura simbólicamente como presidente ante la multitud de Tahrir

El presidente electo egipcio, Mohamed Morsi, prestó ayer simbólicamente juramento ante la multitud congregada en la plaza Tahrir de El Cairo, donde alabó «la revolución» y advirtió implícitamente al Ejército de que «ninguna institución está por encima del pueblo» y de que no renunciará a ninguna a las prerrogativas de jefe de Estado. Allí prometió acabar con la injusticia, la corrupción y la discriminación.

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«Juro por Dios, que es grande, preservar con lealtad el sistema republicano, respetar la Constitución y la ley, proteger plenamente los intereses del pueblo y preservar la independencia de la patria, su integridad y su territorio», juró simbólicamente Mohamed Morsi como presidente de Egipto «elegido por la voluntad popular», ante decenas de miles de personas en la plaza Tahrir, epicentro de la revuelta que derrocó a Hosni Mubarak.

Ayer se había convocado una protesta multitudinaria en Tahrir, donde se mantiene una concentración desde hace diez días para exigir al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas la derogación de las enmiendas constitucionales por las que los militares se reservan el poder legislati- vo y la toma de decisiones en cuestiones relativas al Ejército y se han atribuido también la capacidad de nombrar una nueva Asamblea Constituyente.

Tras haber logrado casi el 52% de los votos en las elecciones presidenciales, hoy repetirá ese mismo juramento en la ceremonia oficial de su investidura ante el Tribunal Constitucional, debido a que el Parlamento fue disuelto por orden judicial.

Fuente de poder y legitimidad

La víspera de convertirse en el primer jefe de Estado islamista de Egipto, y primero civil desde la caída de la monarquía, quiso acudir a Tahrir, escenario en los últimos meses de movilizaciones periódicas, principalmente contra el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y el poder que ha acumulado, porque cree que la fuente del poder y la legitimidad es el pueblo. Desde allí, lanzó una velada advertencia a la Junta Militar que gobierna el país desde la caída de Mubarak en febrero de 2011: «Ninguna institución, ningún ente, está por encima de la voluntad popular, que es la fuente del poder, la que toma las decisiones, gobierna y destituye. Por eso he llegado hoy aquí».

Morsi rechazó cualquier intento de quitar la autoridad a los ciudadanos al sostener que «no hay lugar para arrebatar el poder al pueblo, no renunciaré a las prerrogativas del presidente de la República», desafiando, aparentemente, al Ejército. Pero aclaró que «esto no significa que no respetemos la ley o la Constitución», en referencia a las citadas enmiendas constitucionales.

El mandatario expresó su voluntad de trabajar para que «Egipto vuelva a ser libre en sus relaciones exteriores sin depender de ninguna fuerza externa».

«No agrediremos a nadie, pero con vosotros (los ciudadanos) seremos capaces de impedir cualquier agresión», aseguró.

Morsi adelantó que trabajará para liberar a los presos con causas pendientes ante tribunales castrenses, después de que esta semana la Justicia suspendiera la reciente decisión gubernamental de autorizar a los militares detener a civiles.

«La revolución continúa»

«La revolución todavía continúa y hoy día se concreta con la ascensión de un presidente elegido por voluntad popular», mantuvo el presidente.

«Trabajaremos para poner fin a la injusticia, la corrupción y la discriminación. Trabajaremos por el resurgimiento del país, para que el ciudadano goce de dignidad y justicia social», clamó Morsi, quien agregó que «las puertas están abiertas» a todos los sectores.

Descrito a menudo como poco carismático, el presidente electo, que abandonó los Hermanos Musulmanes tras conocer su victoria, habló ayer con voz firme y apasionada. Adoptó un tono populista durante la mayor parte de su intervención y, como gesto simbólico para tratar de demostrar su cercanía con la población, renunció a hablar desde el atril y se abrió la chaqueta para mostrar que no llevaba chaleco antibalas porque «no temo a mi pueblo».

La Junta Militar asegura que el jefe del Estado tendrá plenos poderes

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto, que gobierna el país desde la caída del régimen de Hosni Mubarak, aseguró el jueves que el presidente electo, Mohamed Morsi, tendrá plenos poderes una vez que asuma el cargo, a pesar del anexo a la Declaración Constitucional que la Junta Militar emitió el pasado 18 de junio, tras la celebración de las elecciones presidenciales. El documento atribuye a la Junta Militar el Poder Legislativo y la gestión de todos los asuntos militares, incluida la designación del ministro de Defensa que, según han anunciado sus portavoces, será el actual jefe del Consejo Supremo, Mohamed Hussein Tantawi.

En una entrevista concedida a la cadena canadiense CBC, Mohamed El Assar, miembro de la Junta Militar, explicó que el anexo no pretende limitar las competencias presidenciales, sino evitar el vacío de poder creado después de que el 14 de junio la Corte Constitucional ordenara disolver la Asamblea Nacional argumentando que algunas de las leyes sobre las que se basó la celebración de las elecciones legislativas son contrarias a la Carta Magna. Desmintió que el Consejo Supremo publicara ese anexo previendo que Morsi se alzaría con la victoria en los comicios.

«Lo juro por Dios, supimos quién había ganado las elecciones presidenciales cuando la Comisión Electoral lo anunció por televisión», dijo, por su parte, Mahmoud Hegazi, otro miembro de la Junta Militar, quien negó que el Consejo Supremo apoyara al otro candidato, el último primer ministro de Mubarak, Ahmed Shafiq, así como que hubiera llegado a un acuerdo con él, tal y como han apuntado algunos medios. GARA

ban Ki-moon

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, felicitó al presidente electo de Egipto, Mohamed Morsi, por ganar las elecciones y le pidió que garantice con su mandato el camino para lograr «más democracia» en el país norteafricano.

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