El artista impresionista Claude Monet creó obras maestras al pintar su icónico jardín de flores, en la ciudad francesa de Giverny. Ahora, el Jardín Botánico de Nueva York ha recreado su jardín en una exposición de flores con cientos de plantas. Algunas de las flores han sido importadas, incluso, del mismo vivero que Monet utilizó para comprar sus plantas. Desde su apertura, el pasado mes de mayo, han pasado por aquí más de 100.000 visitantes.

Mientras paseamos, la directora de exposiciones, Karen Daubmann, apunta que «tenemos el puente japonés de Monet detrás de mí, con la piscina de lirios de agua y plantas de agua, y también tenemos una recreación de la casa de Monet. Es una hermosa obra maestra en rosa y verde y su gran corredor con sus seis arcos para que la gente que venga aquí se sienta como si realmente visitara su jardín en Francia». Durante tres años se han cuidado todos los detalles, con la finalidad de que el jardín sea lo más fiel al universo de Monet. Un punto destacado es el estanque de nenúfares. El artista construyó el estanque durante el último período de su vida y se convirtió en el tema de varias de sus obras más legendarias. «Después de que se permitiera el lujo de comprar su jardín y su casa, extendió su propiedad cuando hizo más dinero y fue capaz de añadirle terreno, creando su jardín de agua. Tuvo que tramitar una gran cantidad de permisos y convencer a una gran cantidad de funcionarios en Francia de que se trataba de lo correcto al realizar este sueño», explica Daubmann.

La muestra -que se prolongará hasta el 27 de octubre- también incluye fotografías originales del artista en su jardín, así como dos de sus pinturas originales. Las flores se cambian todos los días. «Queremos que el jardín que esté perfecto y por eso las cambiamos continuamente. Todas las mañanas tenemos que quitar algunas y reponer otras». Hay cerca de 150 variedades de planteas.