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TOUR Reportaje

Las habilidosas manos que hacen posible la gran carrera

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Patrick FILLEUX (AFP) | PAU

Son los trabajadores del día de descanso, las pequeñas manos -sucias de grasa- que hacen posible la grande boucle, la gran carrera. Las que arreglan, reparan y ponen a punto las bicicletas sometidas a la prueba más dura. Es martes en Pau, y en los aparcamientos de los hoteles donde descansan los equipos, los mecánicos están manos a la obra con sus aparatos.

Los corredores todavía duermen. El sol pega ya con fuerza en este rincón de los Pirineos Atlánticos, mientras se abren las grandes puertas traseras de los imponentes autobuses-taller de las distintas formaciones, descargando cajas de herramientas, mesas de reparación, ruedas, cuadros y manillares.

Perry Moerman, el jefe de mecánicos belga del equipo kazajo Astana, alinea las ruedas de sus corredores detrás del gran autobús color azul turquesa. «Un ciclista necesita una bicicleta que ande», suelta en tono amistoso. El ciclismo es una gran familia compuesta por todos sus miembros, cualquiera que sea su actividad en el Tour, ya que todos han montado en bici en algún momento de su vida.

«Somos unos ciclistas frustrados. Pero nosotros hemos tenido que pasar al otro lado del manillar, al trabajo entre bastidores, y ahora nos encargamos del material», añade el mecánico con humor mientras pasa cada rueda una por una por la mesa de reparación para un chequeo completo. Cada máquina con cuadro de carbono es una pequeña joya, a menudo un prototipo facilitado por el constructor para la carrera, de un valor de unos 10.000 euros.

No conviene engañar a nadie, la mejor muestra de que los titulares se los llevan los corredores y que el trabajo de los mecánicos queda casi siempre en segundo plano es que usted esté leyendo este reportaje hoy, y no ayer, como estaba previsto hasta que saltó la noticia del positivo de Frank Schleck a última hora de la jornada de descanso. Un trabajo en la sombra que tienen asumido los propios técnicos como Perry Moerman.

Cinco bicicletas por corredor

En el interior del autobús, un centenar de ruedas esperan colgadas y unos cincuenta cuadros completos están alineados en el suelo. «Llevamos cinco bicicletas por corredor (son nueve en cada equipo), tres para las etapas en línea y dos para las contrarrelojes», explica el mecánico de Astana. «Hay también tres tipos de ruedas con perfilados y pesos diferentes, según el terreno, las más ligeros para la montaña y las más pesadas para las etapas llanas», añade.

En cuanto a las máquinas para las cronos, se trata de auténticos cohetes para asfalto sin la menor comodidad, con ruedas totalmente planas y el cuadro muy inclinado hacia adelante, y cabalgarlas durante más de una hora supone una verdadera tortura para el corredor.

La actividad sigue a buen ritmo en el gran autobús kazajo, donde se habla francés, español, italiano y hasta flamenco. Bien engrasando una cadena, o bien dándole a una llave inglesa o a un destornillador, todo se hace con gestos dulces y precisos sobre los diferentes componentes de las bicicletas, que casi recuerdan el trabajo de un orfebre.

Perry Moerman sube al autobús-taller y muestra una rueda usada. «Es la de Robert Kiserlovski, el corredor croata de nuestro equipo que se fracturó la clavícula tras caer en la bajada del puerto de Péguère, en la decimocuarta etapa Limoux-Foix, cuando un imbécil echó clavos de tapicero en la carretera», explica. El clavo herrumbroso está todavía incrustado en la cubierta, ya que es una prueba valiosa que puede servir a los investigadores. «Si pillan al que llenó la carretera de clavos, le romperíamos la rueda en la cabeza», concluye con gran enfado el jefe de mecánicos de Astana.

Allanamiento. Una nube de periodistas abarrotó en la noche del martes la entrada del hotel Villa Navarre de Pau, donde se hospedaba el RadioShack, tras conocerse el positivo de Frank Schleck. Algunos llegaron rápido y entraron al hotel antes de que los gendarmes bloquearan el acceso. Otros intentaron entrar al recinto saltando las rejas y hasta rompiendo el sistema de apertura automática.

Retirada. El australiano Matt Wilson (GreenEdge) anunció que pondrá fin a su carrera el próximo mes, aunque seguirá en labores de dirección en el equipo aussie. «Creo que soy más útil en el coche que sobre la bici», declaró el corredor de 35 años, cuya última carrera como ciclista sera la Cyclassics de Hamburgo.

Solidaridad. El Lampre lleva a cabo un proyecto solidario a favor de las víctimas de los seísmos del 20 y 29 de mayo en la región italiana de Emilia Romagna. Varios objetos utilizados por sus corredores en el Tour, como el maillot de campeón de Italia de Franco Pelizotti, se subastan en la página web www.all1sport.com.

Popularidad. Docapost, empresa que se encarga del correo en el Tour, organiza cada año un ranking de popularidad según el número de mensajes recibidos. Tras dos semanas de carrera, Voeckler va primero (91) y Valverde segundo (80).

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