El caso Frank Schleck no ayuda al futuro de los hermanos y de Radioshack
A pesar de la ausencia de Frank Schleck, el autobús del Radio-Shack concentró a cantidad de periodistas antes de la salida de la etapa en Pau. Desde el momento en que saltó la noticia, el equipo y los hermanos viven un episodio más en un año horrible que todavía puede empeorar.
Joseba ITURRIA
Desde que se conoció a última hora de la tarde del martes el positivo de Frank Schleck por Xipamide, RadioShack se ha esforzado por amortiguar el golpe tras las consecuencias negativas que también ha tenido para el equipo la implicación por parte de la USADA de su manager, Johan Bruyneel, y del médico vasco Kepa Zelaia en la investigación abierta por dopaje organizado contra Lance Armstrong.
El martes por la mañana solo dos periodistas vascos y un cámara de televisión habíamos acudido al hotel del equipo a la hora marcada para la atención a la prensa. A nadie más le interesaba el RadioShack, pese a dominar la general por equipos y tener cinco corredores entre los 17 primeros y a muchos buenos ciclistas. Pero horas más tarde saltó la bomba del positivo del tercer clasificado del último Tour y empezaron a llegar periodistas y cámaras de televisión hasta el punto de que el dueño del hotel llamó a la Policía para intentar controlar la situación.
Frank Schleck ya no estaba en el hotel. Tras recibir a las seis de la tarde al emisario de la UCI que le comunicaba el positivo y hablar con él durante una hora, decidió acudir a la Comisaría de Pau para impedir la foto de una posible detención. También optó por dejar el Tour y desaparecer de escena a pesar de no estar obligado. El director del Tour, Christian Prudhomme, dijo que era la mejor decisión y agradeció que se marchara.
Trabajo para el jefe de prensa
RadioShack delegó en el responsable de prensa del equipo, Philippe Maertens, un periodista flamenco en el que confía Johan Bruyneel, para que saliera del hotel y diera la versión ante los hechos y repitiera lo mismo que luego trasmitió en un comunicado.
Ayer también Maertens volvía a atender a la prensa en Pau al llegar el autobús del equipo. Así, señalaba a GARA que «se ha encontrado un producto que no debía estar ahí y ni el corredor ni en el equipo tenemos una explicación, porque esa sustancia no está en ningún producto que le hayan dado los médicos. Hemos decidido que se vaya Frank porque es lo mejor para él y para el equipo. Ya vemos el gran cine que hay en el autobús ahora y lo tendríamos en el resto del Tour. También lo hacemos por respeto por el Tour, por su imagen. En teoría, Frank no está suspendido porque no es un producto que aumenta el rendimiento, pero él mismo quiso ir a la Policía para impedir que viniera al hotel, aunque en la comisaría le dijeron que no tenía que acudir porque no es un producto que viole la reglamentación francesa».
Tras capear la primer avalancha Maertens, después los dos directores, Alain Gallopin y Dirk de Mol, y el corredor Jens Voigt atendieron a los periodistas que quedaban sin aportar aspectos novedosos. Los demás ciclistas bajaban sin ganas de hablar. A base de insistir, Haimar Zubeldia señalaba que «ha sido un golpe muy fuerte, pero en estos momentos hay que ser profesional y seguir para adelante. Es difícil estar centrado, pero hay que abstraese y pensar en la etapa, la más dura del Tour. Una vez que estamos en carrera hay que intentarlo, aunque sea difícil».
Pero lo más difícil es saber cómo van a afectar los casos de la USADA y de Frank Schleck al futuro del equipo y de los dos hermanos en un año terrible en el que solo han dado noticias negativas. Ayer «L'Equipe» publicaba que Cancellara y los Schleck habían iniciado un procedimiento por impago que solo en el caso de los hermanos ascendía a 500.000 euros. En teoría RadioShack tenía firmado hasta 2013 y Flavio Becca, el empresario que avaló al Leopard, hasta 2014, año hasta el que tienen contratos ambos.
Becca no está nada satisfecho de su entrada en el ciclismo y ya cuando Bruyneel fue implicado su sociedad casi daba a entender que podía romper la relación. Se había publicado que los dos hermanos iban a sacar un nuevo equipo en Alemania con el bloque de corredores que llegaron del Leopard. Andy Schleck trasmitió que «por mi familia y por mi vida, estoy seguro de que no ha tomado nada y todos le vamos a apoyar».
A los que ponen el dinero no les gusta estar con estos problemas y el futuro del Radio-Shack y los Schleck no está claro porque Frank puede ser sancionado con dos años si no argumenta que esa sustancia entró en su cuerpo de manera involuntaria por la toma de algún producto. Y en lugar de buscar esa línea de defensa con la que evitaría la sanción, se agarró a la del envenenamiento.
Frank Schleck no ha realizado declaraciones sobre su caso, pero hizo público un comunicado en el que señalaba que «un médico de la UCI me informó esta noche que una sustancia prohibida ha sido detectada en mi orina en un control de dopaje de rutina efectuado el 14 de julio de 2012.
Niego haber tomado cualquier sustancia prohibida. Por ello no puedo explicarme el resultado del control e insisto por esa razón de realizar un control de la muestra B, como corresponde a mi derecho. Si este análisis confirma el primer resultado, presentaré una denuncia contra desconocidos por envenenamiento».
El corredor se desplazó ayer por carretera a Luxemburgo en compañía de su mujer, que poco después de conocerse la noticia llegó al hotel en el que estaba concentrado el equipo a las 22.45, justo a la hora en la que el ciclista abandonaba la comisaría de Pau, a la que fue a declarar voluntariamente. Joseba ITURRIA