El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, responsabilizó a Hizbulah del atentado contra un autobús de turistas israelíes en el aeropuerto de la ciudad búlgara de Burgas, un sector popular para turistas que visitan la costa del mar Negro, en el que murieron siete personas y más de treinta resultaron heridas.

En una rueda de prensa, acusó al grupo libanés de ser «el largo brazo de Irán, que está detrás de la ola de terrorismo, siendo el exportador de terrorismo número uno». Subrayó que el ataque del miércoles forma parte de «una campaña de terrorismo mundial» y prometió que sus responsables «pagarán un alto precio».

En declaraciones previas a Radio Israel, el ministro de Defensa, Ehud Barak, también culpó a Hizbulah. «Los ejecutores inmediatos son la gente de Hizbulah, que por supuesto cuentan con el patrocinio constante iraní», dijo.

La embajada de Irán en Sofía negó las acusaciones de Israel. «Las afirmaciones infundadas de distintos dirigentes sionistas en las que acusan a Irán de haber participado en el incidente en Burgas es un método habitual del régimen sionista que persigue un objetivo político y que supone una señal de la debilidad de los acusadores», remarcó en un comunicado.

En cuanto a las investigaciones en curso, el ministro del Interior búlgaro, Tsvetan Tsvetanov, precisó que el atentado fue obra de un kamikaze. «Hemos establecido que había una persona que era un suicida. Esta persona tenía un permiso de conducir falso de Estados Unidos del estado de Michigan. Parecía como cualquier otro turista, una persona normal con pantalones bermudas y una mochila», manifestó ante los periodistas. El atacante, de 36 años, habría estado en el país entre cuatro y siete días antes de lanzar el atentado.

Fuerzas especiales lograron obtener muestras de ADN de sus dedos para proceder a su identificación, añadió Tsvetanov.