Tras 17 años consecutivos jugando en la máxima categoría, San Antonio renunció ayer de manera oficial a disputar la próxima Liga Asobal. Los problemas financieros han terminado por agobiar a una entidad que nadó en la abundancia hace unos años, pero que ni supo racionar tal cantidad de ingresos entonces, ni tuvo previsión de futuro, ni ha sabido acomodarse a la nueva situación económica.

El presidente del club, Doroteo Vicente, visiblemente emocionado al inicio de su alocución, fue el encargado de hacer pública tan mala noticia. «Hemos tirado la toalla y renunciamos a jugar la Asobal porque no tenemos esponsor», afirmó de manera contundente. Al parecer, el compromiso en forma de precontrato que existía con el último patrocinador no se ha materializado, si bien Vicente no quiso explayarse sobre ello: «Se ha echado para atrás y ya está, no depende de mí. ¿Qué le puedes hacer a un sponsor que no te paga? ¿Qué puedes decirle?», se preguntó resignado.

Sabedores de esta situación desde hace ya unos cuantos días, los dirigentes de la entidad albiazul se pusieron en contacto con otra empresa -no trascendió su nombre- para que se convirtiese en la firma principal del conjunto antoniano. Sin embargo, ayer mismo se conoció que las negociaciones no llegaron a buen puerto. «A las 11.30 hemos recibido la respuesta negativa de una empresa que ha hecho un gran esfuerzo para estudiar que nosotros continuasemos en Asobal», comentó Vicente. Anulada esa última esperanza, el club albiazul renunció a jugar en la máxima categoría.

El presidente del San Antonio, que estuvo acompañado en la mesa por el director del club, José Mari Heras, expuso que se podría haber realizado el trámite de presentar el aval necesario para Asobal -60.000 euros, evaluó-, pero «no podíamos aguantar otro año como el último, intentando hacer frente a las nóminas y dando esa imagen».

Futuro incierto

San Antonio ya pasó por esta misma situación hace 19 años cuando, también por no disponer del dinero necesario, tuvo que renunciar a jugar en la élite «y después fuimos el equipo navarro más laureado (once títulos, entre ellos la Copa de Europa de 2001), con un gran histo- rial de éxitos y no tantos éxitos», reconoció. Una vez adoptada la decisión, la duda que planea en estos momentos es saber qué ocurrirá con la infraestructura de la entidad. En principio, se quiere mantener el equipo de Primera Nacional en colaboración con Ardoi, así como la sección de hockey y la escuela de patinaje, pero ello dependerá de «una próxima asamblea de socios en la que les consultaremos y decidiremos qué vamos a hacer», avanzó Vicente.

En lo que se refiere a la situación de la plantilla del primer equipo, el máximo dirigente antoniano asumió que «no tiene mucho sentido» que sigan los jugadores extranjeros y «supongo que los que tienen ficha de profesional intentarán irse también». En otro momento emotivo, desveló que el resto de jugadores «se ha ofrecido para jugar en el de Primera Nacional».

Sin realizar ningún tipo de crítica respecto a la gestión que se realizó en la época de vacas gordas, Vicente sí que recriminó que no se hubiese valorado el esfuerzo competitivo del equipo en los últimos tiempos, «tras haber reducido considerablemente los costes. No sabéis el esfuerzo que hay detrás para que luego vengan 300 personas al pabellón y pidan la dimisión de la junta. ¿Hasta qué punto es afición al balonmano o al espectáculo?», reflexionó en voz alta.