Maite SOROA | msoroa@gara.net
Empiezan a asumir el desmoronamiento
Como no hay día en que la economía española no sufra un varapalo, y como desde que los suyos llegaron al Gobierno la situación no ha hecho más que empeorar -y eso que ya era difícil hacerlo peor que el PSOE- algunas y algunos columnistas de la derechona empiezan a asumir que su España querida se desmorona. Así, dos columnistas habituales de «Abc» admitían ayer que el futuro se les presenta muy negro. Por un lado, Antonio Camacho señalaba que «nadie sabe a ciencia cierta si España va a ser intervenida pero hay momentos en que ciertamente parece estarlo mereciendo», y se preguntaba: «¿Pero cómo demonios se va a fiar nadie de un país que es un cachondeo?». No es mala la pregunta, no. Un par de párrafos más adelante, Camacho opinaba que «nos hemos vuelto un país trivial, insensato, dirigido por una nomenclatura inadaptada que no sabe levantar la mirada de sus nanointereses domésticos y sus manejos clientelares». No deja títere con cabeza, la verdad.
Aunque la que realmente estaba cabreada era Isabel San Sebastián, quien, todo hay que decirlo, nunca se ha caracterizado por tener un carácter fácil. Empezaba con fuerza: «La causa primera y principal de la crisis que nos azota se llama desconfianza y únicamente es imputable a España». Está bien que empiecen a reconocerlo. Luego, le mete las gomas a Rajoy a base de preguntas: «¿De qué sirve contar milongas a unos analistas expertos en detectarlas? ¿Qué gana el presidente negando la evidencia de las durísimas condiciones impuestas a nuestro país a cambio del auxilio monetario? ¿Cree que por prescribir los sacrificios en sucesivas dosis homeopáticas nos tragaremos mejos las píldoras?». Y sigue: «Resulta pueril la estrategia política de imputar a Europa (Merkel, los especuladores o cualquier otro agente externo) nuestros problemas. La realidad es que el PP heredó un país en quiebra y debiera haber tenido el coraje de contárselo a los españoles nada más descubrir el pastel». Pero parece ser que no lo ha tenido, a juicio de la cabreada San Sebastián.
Para concluir, la columnista con nombre de reina católica apuesta todo al negro. Lean qué oscuro ve el panorama: «Esta es la situación, condenada a empeorar antes de tocar fondo». Pues si no han tocado, poco les falta.