Hoy se nota que es domingo porque la prima de riesgo está de fin de semana y las bolsas y mercados secundarios andan contando y repartiendose el botín. No obstante la fiel infantería de los gobiernos y de los aspirantes siguen con su labor de zapa, con sus manipulaciones, con la insistencia en los viejos trucos. Si se fijan, no hay día en que no salga alguna noticia sobre Bildu que pretende criminalizarla, buscar conexiones telúricas, señalar con el dedo comportamientos que pudieran instigar a cualquier juez con perrita, o a cualquier fiscal con acidez de estómago a abrir un expediente. La policía, desde que sale de manifestación es reciclable, y se anuncia que más de mil efectivos van a dedicarse a perseguir a la delincuencia organizada. ¿Policía política? ¿Van a perseguir a las camarillas de los partidos y de sus entornos? Tienen trabajo duro. Podrían empezar por Cultura del Gobierno vasco.

Es ser muy mal pensado insinuar que la masacre del sicópata solitario, que tenía un arsenal en su casa, y que irrumpió en el estreno de la última entrega de Batman, tenga algo que ver con la promoción del propio filme. La productora dice que no va a dar los datos de recaudación hasta mañana por respeto a las víctimas. Es decir, que algo sí se vincula, aunque sea de manera subjetiva, desde el departamento de prensa del lanzamiento universal de la película.

Lo que no cabe duda que tiene conexión con la crisis, la debacle del gobierno español, la situación de KO técnico en el que se encuentra el propio Estado, es que desde Interior han resucitado al GRAPO. Un clásico. Y el secuestro y desaparición de Publio Cordón, se convierte en fuga y supuesto asesinato, con arrepentimientos y confesiones a la luz del candil. Este viejo truco es patético, y para que crezca todavía más la incredulidad general anuncian la detención de una militante en prisión. De película: cincuenta efectivos de la Guardia Civil, camuflados y armados hasta las cejas se dirigen en sus coches blindados a la prisión de Badajoz para detener a una peligrosa terrorista. Aunque sean unos chapuzas que levantan sonrisas y sonrojos, dan asco con tantas mentiras. Esto huele a descomposición.