El Ejército sirio y los rebeldes respetan el Al-Fajr en Salma
En las montañas de Jabal al-Akrad, provincia de Latakia, el Ejército Sirio Libre lucha intensamente contra las fuerzas leales a Bashar Al-Assad para abrirse paso hacia el mar y acechar el bastión alauí. La ciudad de Salma, castigada día y noche por el Ejército del régimen con fuego de artillería y mortero vivió ayer una fugaz tregua de cinco horas coincidiendo con el Al-Fajr, el primer rezo del día.
David MESEGUER Salma
Una avalancha de proyectiles de Kalashnikov salidos de una gran bolsa de plástico negro repica sobre el suelo de mármol. La quincena de jóvenes combatientes que se sitúa a su alrededor se apresura a llenar los diferentes cargadores. «Toda esta munición fue incautada al Ejército del régimen durante un combate», explica Abu Rahal, uno de los oficiales de la milicia «Emigrantes de Alá» del Ejército Sirio Libre (ELS) que lucha en las montañas de Jabal al-Akrad, en la provincia de Latakia.
Abu Rahal, apunta y controla con cuidado que cada combatiente rebelde reciba cinco cargadores y una granada de mano, al tiempo que indica la zona que cada uno debe ocupar en el frente. Mientras habla, una explosión de artillería se inmiscuye en la conversación ante la indiferencia de los jóvenes milicianos ya acostumbrados a vivir con el ruido de los obuses de fondo.
Son las 3.30 de la madrugada en una mansión abandonada cerca de la ciudad desierta de Salma, objetivo de constantes bombardeos por parte de la artillería de las tropas leales a Bashar al-Assad. Esta ocasión el inicio del Ramadán diside en 24 horas para suníes, que lo comenzaron el viernes, y los chiíes, rama del islam a la que pertenecen los alauíes, que lo iniciaron ayer.
Quizá será por este motivo que durante cinco horas se impone una breve tregua que coincide con el Al-Fajr del segundo día del Ramadán.
«Un acto sagrado como el Ramadán es para vivirlo en familia y poder compartir la última comida del día y la primera oración. Espero que este sea el segundo y último mes de ayuno alejado de los míos», apunta Mohammed, un joven estudiante de periodismo de Latakia encargado de las telecomunicaciones del batallón rebelde. Una vez equipados, los jóvenes combatientes se amontonan alrededor de la mesa para comer un menú compuesto por tortilla, tomates, pepino, aceitunas y queso regado con té.
Las conversaciones entre bocado y bocado desprenden optimismo a la vista del terreno que el Ejército Sirio Libre ha ganado a un cada vez más debilitado régimen durante las últimas horas. A los barrios que ya controlan en Damasco, hay que añadir las zonas del norte de Alepo que también están bajo su dominio.
«El inicio del Ramadán puede ser el fin de Al-Assad», exclama enérgico Mohammed.
También cabe destacar que las ciudades de Kobani y Efrin en Kurdistán Oeste, están bajo control de los Consejos de Defensa Populares.
Tarea complicada
A pesar de la buena racha de sus compañeros, son conscientes de que hacerse con el control de su región, donde la comunidad alauí fiel al régimen es mayoritaria, será una tarea muy complicada. Esta milicia controla un vasto territorio montañoso que se extiende desde la frontera de Turquía hasta la población de Al-Haffah llamado Jabal al-Akrad, situado solo a una cuarentena de kilómetros de Latakia, la ciudad de origen del clan Al-Assad.
«Somos conscientes de que si Al-Assad y sus tropas leales atrincheran en la ciudad mediterránea, seremos la punta de lanza del ELS por nuestro profundo conocimiento del terreno», remarca Abu Rahal.
Una vez agotados los últimos sorbos de té llega el momento de la primera oración del Ramadán. «Son cinco diarias pero como nos encontramos en una situación excepcional como es el combate, solo realizamos tres durante el día», comenta Alí, un joven suní de la misma ciudad costera.
Después de la oración, los diferentes combatientes se marchan a ocupar sus diferentes puestos en el frente de Bloota, villa en la que las tropas de Al-Assad tiene situadas sus fuerzas de artillería.
Aunque el islam permite evitar el ayuno en casos como el viaje o el combate, todos los jóvenes tratarán de pasar todo el día sin ingerir ningún tipo de alimento. «Si vemos que las condiciones del combate lo requieren entonces sí que beberemos agua o comeremos algo», subraya el oficial de la milicia.
La quincena de jóvenes armados y preparados se dirige hacia el frente en el momento que empiezan a despuntar los primeros rayos de sol. Ya hace más de una hora que no se ha dejado sentir ningún obús sobre Salma y esta situación se alargará hacia las 8.15 de la mañana.
Así de fugaz fue la breve tregua del Al-Fajr.