Mark Cavendish cumplió el pronóstico y ganó por cuarto año consecutivo en la meta de los Campos Elíseos y rubricó el dominio del Sky y del ciclismo inglés en el Tour. Logró seis etapas y las dos primeras plazas en la general final con Bradley Wiggins y Chris Froome, que junto a Vincenzo Nibali subieron por vez primera a un podio en París.

Aunque no salió en las fotografías, el gran triunfador fue el artífice de todos los éxitos del ciclismo inglés de los últimos tiempos, el galés Dave Brailsford, que compagina los puestos de director técnico de la Federación Británica de ciclismo y el de manager del Sky. Tras conseguir catorce medallas en pista en los Juegos de Pekín, ocho de oro, dos de ellas con Wiggins, asumió el reto de trasladar los métodos del éxito de los velódromos a la ruta y asumió un objetivo que entonces parecía utópico de crear un nuevo equipo y fabricar el primer ganador inglés de un Tour en cinco años.

Le han sobrado dos y además ha colocado a dos corredores en lo más alto del podio con una superioridad exagerada sobre los demás. Con los dos hombres más fuertes en la montaña y en la contrarreloj y el mejor sprinter ha sido capaz de mantener una disciplina tan meticulosa como los métodos que han llevado al Sky a dominar la prueba como ningún equipo lo había conseguido desde 1986.

Wiggins preparó el sprint

La última etapa del Tour fue un episodio más de ese trabajo programado en el que cada corredor sabe el papel que le corresponde. Una vez asegurada la victoria final, el Sky quiso recompensar a su sprinter con un buen trabajo en los últimos kilómetros de Rogers, Wiggins y Boasson Hagen, que por este orden catapultaron a Cavendish a lograr su tercera victoria en el Tour, la cuarta en París y la 23 en sus cinco participaciones en la prueba francesa. A pesar de que lanzó el sprint de lejos, Matthew Goss no pudo ni aguantar la rueda de Cavendish y Sagan, que acabó segundo, tampoco tuvo en ningún momento opciones de remontarle.

No solo el último kilómetro, toda la etapa de ayer, como todo el Tour, tuvo como protagonista al Sky, que acaparó la atención de los fotógrafos de la salida y entró en cabeza en el circuito de los Campos Elíseos. Allí empezaron los ataques de Hincapie, que quiso pasar por vez primera por meta en su despedida de una prueba en la que ha establecido el récord de diecisiete participaciones y nueve victorias.

Luego fue Voigt el corredor más activo y, tras unas escaramuzas en las que participaron Gorka Izagirre y Jorge Azanza, el alemán entró en una escapada de once junto a Marino (Saur), Kuchynski (Katusha), Bak (Lotto), Burghardt (BMC), Costa (Movistar), Minard (Ag2r), Edet (Cofidis), Tankink (Rabobank), Kroon (Saxo) e Iglinskiy (Astana). Llegaron a tener medio minuto de ventaja, y de todos ellos, Voigt, Costa y Minard fueron los últimos en ser atrapados a tres kilómetros de meta, con un fuerte trabajo del Liquigas para anular la fuga.

También Saxo Bank buscó la cabeza para preparar la llegada con Haedo, pero fueron Rogers, Wiggins y Boasson Hagen los que por un día quisieron recordar su trabajo cuando eran compañeros de Cavendish en el HTC. Prepararon la llegada para que su sprinter demostrara que es el más rápido y para que Dave Brailsford sintiera que a veces la realidad puede llegar a superar al mejor de los sueños.

Ahora llegarán los problemas para el manager del Sky, que deberá decidir si puede mantener juntos el año que viene a Wiggins, Froome y Cavendish. Los tres tienen contrato con el equipo inglés, pero los dos últimos van a recibir ofertas de conjuntos que les van a ofrecer lo que no les va a garantizar Sky, tener a todo un equipo a su servicio.

Ayer ya se situaba a Froome en la órbita del Astana, a pesar de que ha fichado a Nibali, y a Cavendish en la del Saxo Bank-Tinkoff, que también anunciaba un acuerdo con Kreuziger. El segundo del Tour ha pedido que el equipo le ayude el año que viene como él ha apoyado a Wiggins y es difícil que tres estrellas de ese nivel puedan convivir juntas en un mismo cielo.