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Ciclismo | Prueba en línea

A ver quién puede parar a Cavendish

La selección británica, empezando por el flamante ganador del Tour, Bradley Wiggins, intentará controlar la carrera para que el sprinter remate. Gilbert, Greipel o Sagan son sus mayores rivales.

Arnaitz GORRITI

La selección británica, o lo que es lo mismo, el equipo Sky, puede redondear un julio de ensueño. Dominaron el recién terminado Tour con Wiggins y Froome y ahora esperan poner la guinda a su pastel logrando que Cavendish logre el oro.

«Todos contra Gran Cavendish» podría ser un titular, o casi mejor «todos contra Gran Bretaña». «Él estuvo a mi servicio, y ahora yo lo estaré por él», recordaba el propio Wiggins en vísperas de la prueba. El campeón británico, Ian Stannard, junto con Wiggins, Froome y Millar arroparán a Cavs en una carrera de 249 kilómetros de la prueba en línea, que arrancará a las 10.00 en Euskal Herria. En el trazado del circuito en las colinas de Box Hill, cuarenta kilómetros al suroeste de Londres, se darán nueve vueltas antes de regresar a la capital y dirimir el medallero de una de los primeras pruebas olímpicas, en la que Samuel Sánchez no podrá defender su triunfo de Beijing.

La longitud de la prueba y, sobre todo, el escaso número de componentes de cada selección -cinco es lo máximo, pero, por ejemplo, el eslovaco Peter Sagan será el único representante de su país, con lo que deberá buscarse aliados de alguna u otra forma- parece ser el único punto débil del seleccionado anfitrión, más que mentalizados en ser profetas en su tierra.

«El plan A del alfabeto»

Por la alta probabilidad de que haya un sinnúmero de escaramuzas y de que el combinado británico deba llevar el peso del control del pelotón, el técnico británico David Brailsford tiraba de la consabida flema para apostillar que «Mark es solo el plan A de todo el alfabeto».

El propio Cavendish, mucho más lenguaraz en otras ocasiones, también es consciente de que para que cuajen sus opciones de triunfo, sus compañeros deberán atar muy en corto el gran grupo, y llevarlo casi en volandas hasta el final, aunque en el pasado Tour se mostró bastante hábil a la hora de buscarse la vida sin ayuda en los kilómetros finales. «Yo solo soy el último eslabón de la cadena», declaraba, consciente de que esa cadena puede tener claros tintes dorados si su plan sale bien.

Mientras, libres de la responsabilidad de atar al pelotón, el resto de participantes se aferra a sus opciones. «En una carrera como esta cualquier cosa es posible, sobre todo por haber solo cinco corredores por país», recordaba el belga Tom Boonen, uno de los principales rivales del Dream Team británico.

El ganador de pruebas como El Tour de Flandes o la Paris-Roubaix es solo uno del nutrido grupo de aspirantes que, bien al sprint -aunque estos sean los menos-, bien filtrados en alguna fuga -los más- aspiren a dar la sorpresa. Así, Australia, con Goss o Gerrans; Alemania, con Greipel -uno de los pocos capaces de batir a Cavendish al sprint en el pasado Tour-; la citada selección de Bélgica, con Boonen, Gilbert o Van Avermaet; Italia, con Nibali o Paolini; la selección del Estado español, con Ventoso -para el sprint-, Luis León Sánchez o Valverde; o la selección francesa, con Gallopin y Chavanel han construido un variopinto mosaico que combina velocistas y atacantes, junto a elementos que irán por libre, como el noruego Boasson Hagen y el eslovaco Sagan.

Castroviejo, de obrero

Jonathan Castroviejo será el único ciclista vasco de la carrera. El getxoztarra, incorporado a última hora en sustitución del vigente campeón Samuel Sánchez, ejercerá de «obrero» para gente como Valverde o Luis León Sánchez. Su labor seguramente será el de desgastar el pelotón en esas primeras vueltas a base de filtrarse en diversos intentos de escapada. Posteriormente, le tocará ayudar a sus líderes para que logren atomizar lo máximo posible el pelotón y que sea un grupito el que llegue fugado a la meta.

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